Un poema está en el sueño. También fuera del sueño.
a veces está allí donde el poeta mira.
Y nada más poético que ese juguete roto
-extraña flor brotada a la intemperie-
que junto a los residuos de los inquilinatos
grises y fraternales
y la hierba menuda del baldío
recatado en el bosque de cemento
piensa cuando jugaba con él un dulce niño
que después fue soldado.
Nunca vuelven
Y un poema está allí, donde no está el poeta.
Raúl González Tuñón
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