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30 de diciembre de 2011

Dolores favoritos // A.P



Sala de Psicopatología

Después de años en Europa
Quiero decir París, Saint-Tropez, Cap
St. Pierre, Provence, Florencia, Siena,
Roma, Capri, Ischia, San Sebastián,
Santilla del Mar, Marbella,
Segovia, Ávila, Santiago,
Y tanto
Y tanto
Por no hablar de New York y del West Village con rastros de muchachas estranguladas
-quiero que me estrangule un negro - dijo-
-lo que querés es que te viole - dije (¡oh Sigmund ! con vos se acabaron los hombres del mercado matrimonial que frecuenté
en las mejores playas de Europa)
y como soy tan inteligente que ya no sirvo para nada,
y como he soñado tanto que ya no soy de este mundo,
aquí estoy, entre las inocentes almas de la sala 18,
persuadiéndome día a día
de que la sala, las almas puras y yo tenemos sentido, tenemos destino,
- una señora originaria del más oscuro barrio de un pueblo que no figura en el mapa dice:
- El doctor me dijo que tengo problemas. Yo no sé. Yo tengo algo aquí
(se toca las tetas) y unas ganas de llorar que mama mía.
Nietzche: "Esta noche tendré una madre o dejaré de ser.
"Strindberg: "El sol, madre, el sol."
P. Éluard: "Hay que pegar a la madre mientras es joven."
Sí, señora, la madre es un animal carnívoro que ama la vegetación
lujuriosa. A la hora que la parió abre las piernas, ignorante del sentido
de su posición destinada a dar a luz, a tierra, a fuego, a aire,
pero luego una quiere volver a entrar en esa maldita concha,
después de haber intentado nacerse sola sacando mi cabeza por mi útero
(y como no pude, busco morir y entrar en la pestilente guarida de
la oculta ocultadora cuya función es ocultar)
hablo de la concha y hablo de la muerte,
todo es concha, yo he lamido conchas en varios países y sólo sentí
orgullo por mi virtuosismo - la mahtma gandhi del lengüeteo, la Einstein de la mineta,
la Reich del lengüetazo, la Reik del abrirse camino
entre pelos como de rabinos desaseados - oh el goce de la roña !
Ustedes, los mediquitos de la 18 son tiernos y hasta besan al leproso, pero
¿se casarían con el leproso?
Un instante de inmersión en lo bajo y en lo oscuro,
sí, de eso son capaces,
pero luego viene la vocecita que acompaña a los jovencitos como
ustedes:
- Podrías hacer un chiste con todo esto, no ?
Y sí, aquí en el Pirovano
hay almas que NO SABEN
por qué recibieron la visita de las desgracias.
Pretenden explicaciones lógicas los pobres pobrecitos, quieren que
la sala - verdadera pocilga - esté muy limpia, porque la roña les da terror
y el desorden, y la soledad de los días vacíos habitados por antiguos
fantasmas emigrantes de las maravillosas e ilícitas pasiones de la infancia.
Oh, he besado tantas pijas para encontrarme de repente en una sala
llena de carne de prisión donde las mujeres vienen y van hablando de la mejoría.
Pero
¿qué cosa curar?
Y ¿por qué empezar a curar?
Es verdad que la psicoterapia en su forma exclusivamente verbal es
casi tan bella como el suicidio.
Se habla.
Se amuebla el escenario vacío del silencio.
O, si hay silencio, éste se vuelve mensaje.
- ¿Por qué está callada? ¿En qué piensa?
No pienso, al menos no ejecuto lo que llaman pensar. Asisto al inagotable
fluir del murmullo. A veces - casi siempre - estoy húmeda. Soy
una perra, a pesar de Hegel. Quisiera un tipo con una pija así y cogerme
a mí y dármela hasta que acabe viendo curanderos (que sin duda
me la chuparán) a fin de que me exorcicen y me procuren una buena
frigidez.
Húmeda.
Concha de corazón de criatura humana,
corazón que es un pequeño bebe inconsolable,
"Como un niño de pecho he acallado mi alma" (Salmo)
Ignoro qué hago en la sala 18 salvo honorarla con mi presencia
prestigiosa (si me quisiera un poquito me ayudarían a anularla)
oh no es que quiera coquetear con la muerte
yo quiero solamente poner fin a esta agonía que se vuelve ridícula a
fuerza de prolongarse,
(Ridículamente te han adornado para este mundo - dice una voz
apiadada de mí)
Y
Que te encuentres con vos misma - dijo.
Y yo le dije:
Para reunirme con el migo de conmigo y ser una sola y misma entidad
con él tengo que matar al migo para que así se muera el con y, de
este modo, anulados los contrarios, la dialéctica suplicante finaliza en
la fusión de los contrarios.
El suicidio determina
un cuchillo sin hoja
al que le falta el mango.
Entonces: adiós sujeto y objeto,
todo se unifica como en otros tiempos, en el jardín de los cuentos
para niños lleno de arroyuelos de frescas aguas prenatales,
ese jardín es el centro del mundo, es el lugar de la cita, es el espacio
vuelto tiempo y el tiempo vuelto lugar, es el alto momento de la fusión
y del encuentro,
fuera del espacio profano en donde el Bien es sinónimo de evolución de sociedades de consumo,
y lejos de los enmierdantes simulacros de medir el tiempo mediante
relojes, calendarios y demás objetos hostiles,
lejos de las ciudades en las que se compra y vende (oh, en ese jardín
para la niña que fui, la pálida alucinada de los suburbios malsanos
por los que erraba del brazo de las sombras: niña, mi querida niña que
no has tenido madre (ni padre, es obvio)
De modo que arrastre mi culo hasta la sala 18,
en la que finjo creer que mi enfermedad de lejanía, de separación
de absoluta NO-ALIANZA con Ellos
-Ellos son todos y yo soy yo -
finjo, pues, que logro mejorar, finjo creer a estos muchachos de
buena voluntad (oh, los buenos sentimientos !) me podrán ayudar,
pero a veces - a menudo - los recontraputeo desde mis sombras interiores
que estos mediquillitos jamás sabrán conocer (la profundidad,
cuanto más profunda, más indecible) y los puteo porque evoco a mi
amado viejo, el Dr. Pichon R., tan hijo de puta como nunca lo será ninguno
de los mediquitos (tan buenos, hélas!) de esta sala,
pero mi viejo se me muere y éstos hablan y , lo peor, éstos tienen
cuerpos nuevos, sanos (maldita palabra) y en tanto mi viejo agoniza en la
miseria por no haber sabido ser un mierda práctico, por haber afrontado
el terrible misterio que es la destrucción de un alma, por haber
hurgado en lo oculto como un pirata - no poco funesto pues las monedas
de oro del inconsciente llevaban carne de ahorcado, y en un recinto
lleno de espejos rotos y sal volcada -
viejo remaldito, especie de aborto pestífero de fantasmas sifílicos,
como te adoro en tu tortuosidad solamente parecida a la mía,
y cabe decir que siempre desconfié de tu genio (no sos genial; sos
un saqueador y un plagiario) y a la vez te confié,
oh, es a vos que mi tesoro fue confiado,
te quiero tanto que mataría a todos estos médicos adolescentes para
darte de beber de su sangre y que vos vivas un minutos, un siglo más,
(vos, yo, a quienes la vida no nos merece)
Sala 18
cuando pienso en laborterapia me arrancaría los ojos en una casa en
ruinas y me los comería pensando en mis años de escritura continua,
15 o 20 horas escribiendo sin cesar, aguzada por el demonio de las
analogías, tratando de configurar mi atroz materia verbal errante,
porque - oh viejo hermoso Sigmund Freud - la ciencia psicoanalítica
se olvidó la llave en algún lado:
abrir se abre
pero ¿cómo cerrar la herida?
El alma sufre sin tregua, sin piedad, y los malos medicos no restañan
la herida que supura.
El hombre esta herido por una desgarradura que tal vez, o seguramente,
le ha causado la vida que nos dan.
"Cambiar la vida" (Marx)
"Cambiar el hombre" (Rimbaud)
Freud:"La pequeña A. esta embellecida por la desobediencia". (Cartas...)
Freud: poeta trágico. Demasiado enamorado de la poesía clásica.
Sin suda, muchas claves las extrajo de "los filósofos de la naturaleza",
de "los románticos alemanes" y, sobre todo, de mi amadísimo Lichtenberg,
el genial físico y matemático que escribía en su diario cosas
como:
"Él le había puesto nombre a sus dos pantuflas"
Algo solo estaba, no ? ;)
(Oh, Lichtenberg, pequeño jorobado, yo te hubiera amado!)
Y a Kierkegaard
Y a Dostoyevski
Y sobre todo a Kafka
a quien le pasó lo mismo que a mí,
si bien él era púdico y casto
"¿Qué hice del don del sexo?" - y yo soy una pajera como no existe otra;
pero le pasó (a Kafka) lo que a mí:
se separó
fue demasiado lejos en la soledad
y supo - tuvo que saber -
que de allí no se vuelve
se alejó - me alejé -
no por desprecio (claro es que nuestro orgullo es infernal)
sino porque una es extranjera
una es de otra parte,
ellos se casan,
procrean,
veranean,
tienen horarios,
no se asustan por la tenebrosa
ambigüedad del lenguaje
(No es lo mismo decir Buenas noches que decir Buenas noches)
El lenguaje
- yo no puedo más,
alma mía, pequeña inexistente,
decidíte;
te las picás o te quedás,
pero no me toques así,
con pavura, con confusión,
o te vas o te las picás,
yo, por mi parte, no puedo más.


Alejandra Pizarnik -  1971

23 de diciembre de 2011

Hoy Juarroz, mañana Juarroz

Poemas de Otredad
-17-

Detener la palabra
un segundo antes del labio,
un segundo antes de la voracidad compartida,
un segundo antes del corazón del otro,
para que haya por lo menos un pájaro
que puede prescindir de todo nido.

El destino es de aire.
Las brújulas señalan uno solo de sus hilos,
pero la ausencia necesita otros
para que las cosas sean
su destino de aire.

La palabra es el único pájaro
que puede ser igual a su ausencia.


Cada uno tiene su pedazo de tiempo

Cada uno tiene
su pedazo de tiempo
y su pedazo de espacio,
su fragmento de vida
y su fragmento de muerte.

Pero a veces los pedazos se cambian
y alguien vive con la vida de otro
o alguien muere con la muerte de otro.

Casi nadie está hecho
tan sólo con lo propio.
Pero hay muchos que son
nada más que un error:
están hechos con los trozos
totalmente cambiados.

***

Poeta y ensayista argentino nacido en Coronel Dorrego, provincia de Buenos Aires, en 1925. Graduado en Bibliotecología y Ciencias de la Información por la Universidad Nacional de Buenos Aires, se especializó en la Sorbonne, y desde entonces, fue ensayista, traductor y crítico literario, colaborando en diversos medios de su país y del extranjero. Miembro de número de la Academia Argentina de Letras y catedrático universitario por más de treinta años, recibió numerosos premios, entre los que se destacan, el premio Esteban Echavarría en 1994, el premio Jean Malrieu de Marsella, y el premio de la Bienal Internacional de Poesía, en Lieja, Bélgica, en 1992. La parte más importante de su obra, está reunida en un volumen numerado bajo el título de Poesía Vertical. Falleció en Buenos Aires en marzo de 1995.

22 de diciembre de 2011

Otro río que pasa #9 - Noé Jitrik

La mano

La mano
tiene cierta gracia
o elegancia es lo mismo
cuando atraviesa las nubes
como solían hacer los dioses
o cuando dirige
una orquesta
un maestro de maestros
o cuando un bisturí
viene en ayuda
de un pesaroso enfermo
pero mucho más cuando se posa
y pasa por la frente
de quien sin decir nada
necesita su roce
cuanto más suave mejor
cuanto más firme
más cerca

de una mano así
puede decirse
que toca el absoluto
es lo más parecido que hay
al absoluto.


Pulmón
La respiración
es un tema
importante
si falta
o se entrecorta
el diálogo sufre
el pulmón pide
en vano
el ritmo perdido
y en sus lóbulos
se pierde
el paso del mundo
lo que de él espera
un huérfano
corazón.

Noé Jitrik. "Anatomías", Cálculo equivocado. Poemas 1983-2008, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2009

20 de diciembre de 2011

Recomendación // Combata la canícula con lectura





Ejem..

Me gustó la tapa, así que compré El club de los optimistas incorregibles, de Jean-Michel Guenassia.
Resultó ser una novela impresionante.
Soy pésimo dando reseñas. Mejor buscan en Google referencias más acabadas e ingeniosas.



19 de diciembre de 2011

La Suerte

Él venía de una semana de trabajo en el campo
en casa de un hijo de puta y era diciembre o enero,
no lo recuerdo, pero hacía frío y al llegar a Barcelona la nieve
comenzó a caer y él tomó el metro y llegó hasta la esquina
de la casa de su amiga y la llamó por teléfono para que
bajara y viera la nieve. Una noche hermosa, sin duda,
y su amiga lo invitó a tomar un café y luego hicieron el amor
y conversaron y mucho después él se quedó dormido y soñó
que llegaba a una casa de campo y caía la nieve
detrás de la casa, detrás de las montañas, caía la nieve
y él se encontraba atrapado en el valle y llamaba por teléfono
a su amiga y la voz fría (¡fría pero amable!) le decía
que de ese hoyo inmaculado no salía ni el más valiente
a menos que tuviera mucha suerte.

Roberto Bolaño - Los Perros Románticos

17 de diciembre de 2011

Música - Libros // Mauricio Kagel

Se que nació en Argentina y murió en Alemania. Se que hizo música brillante en múltiples idiomas, que utilizó bicicletas y guías telefónicas lo mismo que voces femeninas y cuerdas. Se, porque lo escuché insinuarlo en una película, que le incomodaba la humedad de Buenos Aires. 
No se mucho más. Me gusta su música. Escribió un libro. Éste: 
  


15 de diciembre de 2011

Filibusterismo

se puede aprender todo de un farol
con buena voluntad
un poste de luz con su lamparón ocre
es un ejemplo de estoicismo

pero cuidado
la buena voluntad es peligrosa como un caimán
anote
la buena voluntad es peligrosa como un caimán

en ese orden
evalúe
una hoja seca oculta abandono propio
un copo de nieve enseña el valor del mutis
una bandera flameante resignación

otros peligros:

adormecido por los efectos del optimismo insano
todavía hay quien cree haber descubierto
las indias
y se pasea a sus anchas por una américa al acecho
sin los espejos de color
y el arma de fuego reglamentaria

10 de diciembre de 2011

Hablan en argot y no los entiendo


en pocas horas
millones de palabras saldrán eyectadas y aterrizarán en la
humedad del mundo como porciones
de amanecer
en la misma tierra en que se abandonan 
los marcadores secos y una inmensidad de panes
caídos del lado untado

pero antes
en el instante quebradizo en que rebasen los labios
una de ellas podrá generar
una borrasca social
otras cinco vías incuestionables de desencanto
acaso mil nuevas formas de muerte redundantes

la diferencia
se sabe
reside en el modo en que vaya a emplearse
por ejemplo:
si sale de mis dedos
o se filtra a través del doble portón de mis dientes
la palabra fugará hacia un punto flotante
que conoce de oído como salvación pero que en realidad no existe
y ahí se detendrá
insignificante
por temor a volver sobre sus pasos

por caso
yo no sabré decir ninguna maravilla
resulta que algunas palabras se ven bien en la noche
pero a la luz duelen como un calambre

éstas que digo ahora son
como la mariposa
un intervalo entre olvido y olvido

A little nugget of E.L

Si se ha de escribir correctamente poesía
no basta con sentirse desfallecer en el jardín
bajo el peso concertado del alma o lo que fuere
y del célebre crepúsculo o lo que fuere.
El corazón es pobre de vocabulario.
Su laberinto: un juego para atrasados mentales
en que da risa verlo moverse como un buey
un lector integral de novelas por entrega.
Desde el momento en que coge el violín
ni siquiera el Vals triste de Sibelius
permanece en la sala que se llena de tango.

Salvo las honrosas excepciones las poetisas uruguayas
todavía confunden la poesía con el baile
en una mórbida quinta de recreo,
o la confunden con el sexo o la confunden con la muerte.

Si se ha de escribir correctamente poesía
en cualquier caso hay que tomarlo con calma.
Lo primero de todo: sentarse y madurar.
El odio prematuro a la literatura
puede ser de utilidad para no pasar en el ejército
por maricón, pero el mismo Rimbaud
que probó que la odiaba fue un ratón de biblioteca,
y esa náusea gloriosa le vino de roerla.

Se juega al ajedrez
con las palabras hasta para aullar.
Equilibrio inestable de la tinta y la sangre
que debes mantener de un verso a otro
so pena de romperte los papeles del alma.
Muerte, locura y sueño son otras tantas piezas
de marfil y de cuerno o lo que fuere;
lo importante es moverlas en el jardín a cuadros
de manera que el peón que baila con la reina
no le perdone el menor paso en falso.

Quienes insisten en llamar a las cosas por sus nombres
como si fueran claras y sencillas
las llenan simplemente de nuevos ornamentos.
No las expresan, giran en torno al diccionario,
inutilizan más y más el lenguaje,
las llaman por sus nombres y ellas responden por sus
nombres
pero se nos desnudan en los parajes oscuros.
Discursos, oraciones, juegos de sobremesa,
todas estas cositas por las que vamos tirando.

Si se ha de escribir correctamente poesía
no estaría de más bajar un poco el tono
sin adoptar por ello un silencio monolítico
ni decidirse por la murmuración.
Es un pez o algo así lo que esperamos pescar,
algo de vida, rápido, que se confunde con la sombra
y no la sombra misma ni el Leviatán entero.
Es algo que merezca recordarse
por alguna razón parecida a la nada
pero que no es la nada ni el Leviatán entero,
ni exactamente un zapato ni una dentadura postiza.

Si se ha de escribir correctamente poesía - Enrique Lihn

5 de diciembre de 2011

Ocho segundos de Nicanor Parra








Por Roberto Bolaño
Sólo estoy seguro de una cosa con respecto a la poesía de Nicanor Parra en este nuevo siglo: pervivirá. Esto, por supuesto, significa muy poco y Parra es el primero en saberlo. No obstante, pervivirá, junto con la poesía de Borges, de Vallejo, de Cernuda y algunos otros. Pero esto, es necesario decirlo, no importa demasiado.
La apuesta de Parra, la sonda que proyecta Parra hacia el futuro, es demasiado compleja para ser tratada aquí. También es demasiado oscura. Posee la oscuridad del movimiento. El actor que habla o que gesticula, sin embargo, es perfectamente visible. Sus atributos, sus ropajes, los símbolos que lo acompañan como tumores son corrientes: es el poeta que duerme sentado en una silla, el galán que se pierde en un cementerio, el conferenciante que se mesa los cabellos hasta arrancárselos, el valiente que se atreve a orinar de rodillas, el eremita que ve pasar los años, el estadístico atribulado. No estaría de más que para leer a Parra uno contestara la pregunta que se hace y nos hace Wittgenstein: “¿Esta mano es una mano o no es una mano?”. (La pregunta debe uno hacérsela mirando su propia mano.)
Me pregunto quién escribirá ese libro que Parra tenía pensado y que nunca escribió: una historia de la Segunda Guerra Mundial contada o cantada batalla tras batalla, campo de concentración tras campo de concentración, exhaustivamente, un poema que de alguna forma se convertía en el reverso instantáneo del “Canto general” de Neruda y del que Parra sólo conserva un texto, el “Manifiesto”, en donde expone su ideario poético, un ideario que el mismo Parra ha ignorado cuantas veces ha creído necesario, entre otras cosas porque para eso, precisamente, están los idearios: para dar una vaga idea del territorio inexplorado en el que se internan, y no muy a menudo, los escritores verdaderos, pero que a la hora de los riesgos y peligros concretos sirve de muy poco.
El que sea valiente que siga a Parra. Sólo los jóvenes son valientes, sólo los jóvenes tienen el espíritu puro entre los puros. Pero Parra no escribe una poesía juvenil. Parra no escribe sobre la pureza. Sobre el dolor y la soledad sí que escribe; sobre los desafíos inútiles y necesarios; sobre las palabras condenadas a disgregarse así como también la tribu está condenada a disgregarse. Parra escribe como si al día siguiente fuera a ser electrocutado. El poeta mexicano Mario Santiago, hasta donde sé, fue el único que hizo una lectura lúcida de su obra. Los demás sólo hemos visto un meteorito oscuro. Primer requisito de una obra maestra: pasar inadvertida.
Hay momentos en la travesía de un poeta en la que a éste no le queda más remedio que improvisar. Aunque el poeta sea capaz de recitar de memoria a Gonzalo de Berceo o conozca como nadie los heptasílabos y endecasílabos de Garcilaso, hay momentos en que lo único que puede hacer es arrojarse al abismo o enfrentarse desnudo ante un clan de chilenos aparentemente educados. Por supuesto, hay que saber atenerse a las consecuencias. Primer requisito de una obra maestra: pasar inadvertida.
Un apunte político: Parra ha conseguido sobrevivir. No es gran cosa, pero algo es. No han podido con él ni la izquierda chilena de convicciones profundamente derechistas ni la derecha chilena neonazi y ahora desmemoriada. No han podido con él la izquierda latinoamericana neostalinista ni la derecha latinoamericana ahora globalizada y hasta hace poco cómplice silenciosa de la represión y el genocidio. No han podido con él ni los mediocres profesores latinoamericanos que pululan por los campus de las universidades norteamericanas ni los zombis que pasean por la aldea de Santiago. Ni siquiera los seguidores de Parra han podido con Parra. Es más, yo diría, llevado seguramente por el entusiasmo, que no sólo Parra, sino también sus hermanos, con Violeta a la cabeza, y sus rabelesianos padres, han llevado a la práctica una de las máximas ambiciones de la poesía de todos los tiempos: joderle la paciencia al público.
Versos tomados al azar. Es un error creer que las estrellas puedan servir para curar el cáncer, dijo Parra. Tiene más razón que un santo. A propósito de escopeta, les recuerdo que el alma es inmortal, dijo Parra. Tiene más razón que un santo. Y así podríamos seguir hasta que no quedara nadie. Les recuerdo, de todas maneras, que Parra también es escultor. O artista visual. Estas puntualizaciones son perfectamente inútiles. Parra también es crítico literario. Una vez resumió en tres versos toda la historia de la literatura chilena. Son éstos: “Los cuatro grandes poetas de Chile/ Son tres/ Alonso de Ercilla y Rubén Darío”.
La poesía de las primeras décadas del siglo XXI será una poesía híbrida, como ya lo está siendo la narrativa. Posiblemente nos encaminamos, con una lentitud espantosa, hacia nuevos temblores formales. En ese futuro incierto nuestros hijos contemplarán el encuentro sobre una mesa de operaciones del poeta que duerme en una silla con el pájaro negro del desierto, aquel que se alimenta de los parásitos de los camellos. En cierta ocasión, en los últimos años de su vida, Breton habló de la necesidad de que el surrealismo pasara a la clandestinidad, se sumergiera en las cloacas de las ciudades y de las bibliotecas. Luego no volvió a tocar nunca más el tema. No importa quién lo dijo: La hora de sentar cabeza no llegará jamás.

El “antipoeta” chileno Nicanor Parra fue anunciado como ganador del Premio Cervantes la semana pasada. Este texto de Bolaño fue prólogo del catálogo de la exposición de Parra en Madrid en 2001 y fue recopilado en el libro Entre paréntesis (Anagrama, 2004).
Artículo publicado en Página /12 el día de ayer

2 de diciembre de 2011

(Sugus) Revolution

Ayer nomás, mi hermano me contó que esta leyendo al poeta chileno Enrique Lihn.
Anoticiado, busqué y busqué hasta que encontré este poema suyo que me gustó mucho:


No toco la trompeta ni subo a la tribuna
de la revolución prefiero la necesidad de conversar entre amigos
aunque sea por las razones más débiles
hasta diletando; y soy, como se ve, un pequeño burgués no vergonzante
que ya en los años treinta y pico sospechaba que detrás del amor a los pobres de los sagrados corazones
se escondía una monstruosa duplicidad
y que en el cielo habría una puerta de servicio
para hacer el reparto de las sobras entre los mismos mendigos que se restregaban aquí abajo contra los flancos de la Iglesia
en ese barrio uncioso pero de cuello y corbata
frío de corazón ornamental
La revolución
es el nacimiento del espíritu critico y las perplejidades que le duelen al imago en los lugares en que se ha completado para una tarea por ahora incomprensible
y en nombre de la razón la cabeza vacila
y otras cabezas caen en un cesto
y uno se siente solitario y cruel
víctima de las incalculables injusticias que efectivamente no se hacen esperar y empiezan a sumarse en el horizonte de lo que era de rigor llamar entonces la vida
y su famosa sonrisa.

Revolución, de La musiquilla de las pobres esferas - 1969

Otro gran instante genial, es cierto

Con tu permiso, I.