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30 de diciembre de 2011

Dolores favoritos // A.P



Sala de Psicopatología

Después de años en Europa
Quiero decir París, Saint-Tropez, Cap
St. Pierre, Provence, Florencia, Siena,
Roma, Capri, Ischia, San Sebastián,
Santilla del Mar, Marbella,
Segovia, Ávila, Santiago,
Y tanto
Y tanto
Por no hablar de New York y del West Village con rastros de muchachas estranguladas
-quiero que me estrangule un negro - dijo-
-lo que querés es que te viole - dije (¡oh Sigmund ! con vos se acabaron los hombres del mercado matrimonial que frecuenté
en las mejores playas de Europa)
y como soy tan inteligente que ya no sirvo para nada,
y como he soñado tanto que ya no soy de este mundo,
aquí estoy, entre las inocentes almas de la sala 18,
persuadiéndome día a día
de que la sala, las almas puras y yo tenemos sentido, tenemos destino,
- una señora originaria del más oscuro barrio de un pueblo que no figura en el mapa dice:
- El doctor me dijo que tengo problemas. Yo no sé. Yo tengo algo aquí
(se toca las tetas) y unas ganas de llorar que mama mía.
Nietzche: "Esta noche tendré una madre o dejaré de ser.
"Strindberg: "El sol, madre, el sol."
P. Éluard: "Hay que pegar a la madre mientras es joven."
Sí, señora, la madre es un animal carnívoro que ama la vegetación
lujuriosa. A la hora que la parió abre las piernas, ignorante del sentido
de su posición destinada a dar a luz, a tierra, a fuego, a aire,
pero luego una quiere volver a entrar en esa maldita concha,
después de haber intentado nacerse sola sacando mi cabeza por mi útero
(y como no pude, busco morir y entrar en la pestilente guarida de
la oculta ocultadora cuya función es ocultar)
hablo de la concha y hablo de la muerte,
todo es concha, yo he lamido conchas en varios países y sólo sentí
orgullo por mi virtuosismo - la mahtma gandhi del lengüeteo, la Einstein de la mineta,
la Reich del lengüetazo, la Reik del abrirse camino
entre pelos como de rabinos desaseados - oh el goce de la roña !
Ustedes, los mediquitos de la 18 son tiernos y hasta besan al leproso, pero
¿se casarían con el leproso?
Un instante de inmersión en lo bajo y en lo oscuro,
sí, de eso son capaces,
pero luego viene la vocecita que acompaña a los jovencitos como
ustedes:
- Podrías hacer un chiste con todo esto, no ?
Y sí, aquí en el Pirovano
hay almas que NO SABEN
por qué recibieron la visita de las desgracias.
Pretenden explicaciones lógicas los pobres pobrecitos, quieren que
la sala - verdadera pocilga - esté muy limpia, porque la roña les da terror
y el desorden, y la soledad de los días vacíos habitados por antiguos
fantasmas emigrantes de las maravillosas e ilícitas pasiones de la infancia.
Oh, he besado tantas pijas para encontrarme de repente en una sala
llena de carne de prisión donde las mujeres vienen y van hablando de la mejoría.
Pero
¿qué cosa curar?
Y ¿por qué empezar a curar?
Es verdad que la psicoterapia en su forma exclusivamente verbal es
casi tan bella como el suicidio.
Se habla.
Se amuebla el escenario vacío del silencio.
O, si hay silencio, éste se vuelve mensaje.
- ¿Por qué está callada? ¿En qué piensa?
No pienso, al menos no ejecuto lo que llaman pensar. Asisto al inagotable
fluir del murmullo. A veces - casi siempre - estoy húmeda. Soy
una perra, a pesar de Hegel. Quisiera un tipo con una pija así y cogerme
a mí y dármela hasta que acabe viendo curanderos (que sin duda
me la chuparán) a fin de que me exorcicen y me procuren una buena
frigidez.
Húmeda.
Concha de corazón de criatura humana,
corazón que es un pequeño bebe inconsolable,
"Como un niño de pecho he acallado mi alma" (Salmo)
Ignoro qué hago en la sala 18 salvo honorarla con mi presencia
prestigiosa (si me quisiera un poquito me ayudarían a anularla)
oh no es que quiera coquetear con la muerte
yo quiero solamente poner fin a esta agonía que se vuelve ridícula a
fuerza de prolongarse,
(Ridículamente te han adornado para este mundo - dice una voz
apiadada de mí)
Y
Que te encuentres con vos misma - dijo.
Y yo le dije:
Para reunirme con el migo de conmigo y ser una sola y misma entidad
con él tengo que matar al migo para que así se muera el con y, de
este modo, anulados los contrarios, la dialéctica suplicante finaliza en
la fusión de los contrarios.
El suicidio determina
un cuchillo sin hoja
al que le falta el mango.
Entonces: adiós sujeto y objeto,
todo se unifica como en otros tiempos, en el jardín de los cuentos
para niños lleno de arroyuelos de frescas aguas prenatales,
ese jardín es el centro del mundo, es el lugar de la cita, es el espacio
vuelto tiempo y el tiempo vuelto lugar, es el alto momento de la fusión
y del encuentro,
fuera del espacio profano en donde el Bien es sinónimo de evolución de sociedades de consumo,
y lejos de los enmierdantes simulacros de medir el tiempo mediante
relojes, calendarios y demás objetos hostiles,
lejos de las ciudades en las que se compra y vende (oh, en ese jardín
para la niña que fui, la pálida alucinada de los suburbios malsanos
por los que erraba del brazo de las sombras: niña, mi querida niña que
no has tenido madre (ni padre, es obvio)
De modo que arrastre mi culo hasta la sala 18,
en la que finjo creer que mi enfermedad de lejanía, de separación
de absoluta NO-ALIANZA con Ellos
-Ellos son todos y yo soy yo -
finjo, pues, que logro mejorar, finjo creer a estos muchachos de
buena voluntad (oh, los buenos sentimientos !) me podrán ayudar,
pero a veces - a menudo - los recontraputeo desde mis sombras interiores
que estos mediquillitos jamás sabrán conocer (la profundidad,
cuanto más profunda, más indecible) y los puteo porque evoco a mi
amado viejo, el Dr. Pichon R., tan hijo de puta como nunca lo será ninguno
de los mediquitos (tan buenos, hélas!) de esta sala,
pero mi viejo se me muere y éstos hablan y , lo peor, éstos tienen
cuerpos nuevos, sanos (maldita palabra) y en tanto mi viejo agoniza en la
miseria por no haber sabido ser un mierda práctico, por haber afrontado
el terrible misterio que es la destrucción de un alma, por haber
hurgado en lo oculto como un pirata - no poco funesto pues las monedas
de oro del inconsciente llevaban carne de ahorcado, y en un recinto
lleno de espejos rotos y sal volcada -
viejo remaldito, especie de aborto pestífero de fantasmas sifílicos,
como te adoro en tu tortuosidad solamente parecida a la mía,
y cabe decir que siempre desconfié de tu genio (no sos genial; sos
un saqueador y un plagiario) y a la vez te confié,
oh, es a vos que mi tesoro fue confiado,
te quiero tanto que mataría a todos estos médicos adolescentes para
darte de beber de su sangre y que vos vivas un minutos, un siglo más,
(vos, yo, a quienes la vida no nos merece)
Sala 18
cuando pienso en laborterapia me arrancaría los ojos en una casa en
ruinas y me los comería pensando en mis años de escritura continua,
15 o 20 horas escribiendo sin cesar, aguzada por el demonio de las
analogías, tratando de configurar mi atroz materia verbal errante,
porque - oh viejo hermoso Sigmund Freud - la ciencia psicoanalítica
se olvidó la llave en algún lado:
abrir se abre
pero ¿cómo cerrar la herida?
El alma sufre sin tregua, sin piedad, y los malos medicos no restañan
la herida que supura.
El hombre esta herido por una desgarradura que tal vez, o seguramente,
le ha causado la vida que nos dan.
"Cambiar la vida" (Marx)
"Cambiar el hombre" (Rimbaud)
Freud:"La pequeña A. esta embellecida por la desobediencia". (Cartas...)
Freud: poeta trágico. Demasiado enamorado de la poesía clásica.
Sin suda, muchas claves las extrajo de "los filósofos de la naturaleza",
de "los románticos alemanes" y, sobre todo, de mi amadísimo Lichtenberg,
el genial físico y matemático que escribía en su diario cosas
como:
"Él le había puesto nombre a sus dos pantuflas"
Algo solo estaba, no ? ;)
(Oh, Lichtenberg, pequeño jorobado, yo te hubiera amado!)
Y a Kierkegaard
Y a Dostoyevski
Y sobre todo a Kafka
a quien le pasó lo mismo que a mí,
si bien él era púdico y casto
"¿Qué hice del don del sexo?" - y yo soy una pajera como no existe otra;
pero le pasó (a Kafka) lo que a mí:
se separó
fue demasiado lejos en la soledad
y supo - tuvo que saber -
que de allí no se vuelve
se alejó - me alejé -
no por desprecio (claro es que nuestro orgullo es infernal)
sino porque una es extranjera
una es de otra parte,
ellos se casan,
procrean,
veranean,
tienen horarios,
no se asustan por la tenebrosa
ambigüedad del lenguaje
(No es lo mismo decir Buenas noches que decir Buenas noches)
El lenguaje
- yo no puedo más,
alma mía, pequeña inexistente,
decidíte;
te las picás o te quedás,
pero no me toques así,
con pavura, con confusión,
o te vas o te las picás,
yo, por mi parte, no puedo más.


Alejandra Pizarnik -  1971

23 de diciembre de 2011

Hoy Juarroz, mañana Juarroz

Poemas de Otredad
-17-

Detener la palabra
un segundo antes del labio,
un segundo antes de la voracidad compartida,
un segundo antes del corazón del otro,
para que haya por lo menos un pájaro
que puede prescindir de todo nido.

El destino es de aire.
Las brújulas señalan uno solo de sus hilos,
pero la ausencia necesita otros
para que las cosas sean
su destino de aire.

La palabra es el único pájaro
que puede ser igual a su ausencia.


Cada uno tiene su pedazo de tiempo

Cada uno tiene
su pedazo de tiempo
y su pedazo de espacio,
su fragmento de vida
y su fragmento de muerte.

Pero a veces los pedazos se cambian
y alguien vive con la vida de otro
o alguien muere con la muerte de otro.

Casi nadie está hecho
tan sólo con lo propio.
Pero hay muchos que son
nada más que un error:
están hechos con los trozos
totalmente cambiados.

***

Poeta y ensayista argentino nacido en Coronel Dorrego, provincia de Buenos Aires, en 1925. Graduado en Bibliotecología y Ciencias de la Información por la Universidad Nacional de Buenos Aires, se especializó en la Sorbonne, y desde entonces, fue ensayista, traductor y crítico literario, colaborando en diversos medios de su país y del extranjero. Miembro de número de la Academia Argentina de Letras y catedrático universitario por más de treinta años, recibió numerosos premios, entre los que se destacan, el premio Esteban Echavarría en 1994, el premio Jean Malrieu de Marsella, y el premio de la Bienal Internacional de Poesía, en Lieja, Bélgica, en 1992. La parte más importante de su obra, está reunida en un volumen numerado bajo el título de Poesía Vertical. Falleció en Buenos Aires en marzo de 1995.

22 de diciembre de 2011

Otro río que pasa #9 - Noé Jitrik

La mano

La mano
tiene cierta gracia
o elegancia es lo mismo
cuando atraviesa las nubes
como solían hacer los dioses
o cuando dirige
una orquesta
un maestro de maestros
o cuando un bisturí
viene en ayuda
de un pesaroso enfermo
pero mucho más cuando se posa
y pasa por la frente
de quien sin decir nada
necesita su roce
cuanto más suave mejor
cuanto más firme
más cerca

de una mano así
puede decirse
que toca el absoluto
es lo más parecido que hay
al absoluto.


Pulmón
La respiración
es un tema
importante
si falta
o se entrecorta
el diálogo sufre
el pulmón pide
en vano
el ritmo perdido
y en sus lóbulos
se pierde
el paso del mundo
lo que de él espera
un huérfano
corazón.

Noé Jitrik. "Anatomías", Cálculo equivocado. Poemas 1983-2008, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2009

20 de diciembre de 2011

Recomendación // Combata la canícula con lectura





Ejem..

Me gustó la tapa, así que compré El club de los optimistas incorregibles, de Jean-Michel Guenassia.
Resultó ser una novela impresionante.
Soy pésimo dando reseñas. Mejor buscan en Google referencias más acabadas e ingeniosas.



19 de diciembre de 2011

La Suerte

Él venía de una semana de trabajo en el campo
en casa de un hijo de puta y era diciembre o enero,
no lo recuerdo, pero hacía frío y al llegar a Barcelona la nieve
comenzó a caer y él tomó el metro y llegó hasta la esquina
de la casa de su amiga y la llamó por teléfono para que
bajara y viera la nieve. Una noche hermosa, sin duda,
y su amiga lo invitó a tomar un café y luego hicieron el amor
y conversaron y mucho después él se quedó dormido y soñó
que llegaba a una casa de campo y caía la nieve
detrás de la casa, detrás de las montañas, caía la nieve
y él se encontraba atrapado en el valle y llamaba por teléfono
a su amiga y la voz fría (¡fría pero amable!) le decía
que de ese hoyo inmaculado no salía ni el más valiente
a menos que tuviera mucha suerte.

Roberto Bolaño - Los Perros Románticos

17 de diciembre de 2011

Música - Libros // Mauricio Kagel

Se que nació en Argentina y murió en Alemania. Se que hizo música brillante en múltiples idiomas, que utilizó bicicletas y guías telefónicas lo mismo que voces femeninas y cuerdas. Se, porque lo escuché insinuarlo en una película, que le incomodaba la humedad de Buenos Aires. 
No se mucho más. Me gusta su música. Escribió un libro. Éste: 
  


15 de diciembre de 2011

Filibusterismo

se puede aprender todo de un farol
con buena voluntad
un poste de luz con su lamparón ocre
es un ejemplo de estoicismo

pero cuidado
la buena voluntad es peligrosa como un caimán
anote
la buena voluntad es peligrosa como un caimán

en ese orden
evalúe
una hoja seca oculta abandono propio
un copo de nieve enseña el valor del mutis
una bandera flameante resignación

otros peligros:

adormecido por los efectos del optimismo insano
todavía hay quien cree haber descubierto
las indias
y se pasea a sus anchas por una américa al acecho
sin los espejos de color
y el arma de fuego reglamentaria

10 de diciembre de 2011

Hablan en argot y no los entiendo


en pocas horas
millones de palabras saldrán eyectadas y aterrizarán en la
humedad del mundo como porciones
de amanecer
en la misma tierra en que se abandonan 
los marcadores secos y una inmensidad de panes
caídos del lado untado

pero antes
en el instante quebradizo en que rebasen los labios
una de ellas podrá generar
una borrasca social
otras cinco vías incuestionables de desencanto
acaso mil nuevas formas de muerte redundantes

la diferencia
se sabe
reside en el modo en que vaya a emplearse
por ejemplo:
si sale de mis dedos
o se filtra a través del doble portón de mis dientes
la palabra fugará hacia un punto flotante
que conoce de oído como salvación pero que en realidad no existe
y ahí se detendrá
insignificante
por temor a volver sobre sus pasos

por caso
yo no sabré decir ninguna maravilla
resulta que algunas palabras se ven bien en la noche
pero a la luz duelen como un calambre

éstas que digo ahora son
como la mariposa
un intervalo entre olvido y olvido

A little nugget of E.L

Si se ha de escribir correctamente poesía
no basta con sentirse desfallecer en el jardín
bajo el peso concertado del alma o lo que fuere
y del célebre crepúsculo o lo que fuere.
El corazón es pobre de vocabulario.
Su laberinto: un juego para atrasados mentales
en que da risa verlo moverse como un buey
un lector integral de novelas por entrega.
Desde el momento en que coge el violín
ni siquiera el Vals triste de Sibelius
permanece en la sala que se llena de tango.

Salvo las honrosas excepciones las poetisas uruguayas
todavía confunden la poesía con el baile
en una mórbida quinta de recreo,
o la confunden con el sexo o la confunden con la muerte.

Si se ha de escribir correctamente poesía
en cualquier caso hay que tomarlo con calma.
Lo primero de todo: sentarse y madurar.
El odio prematuro a la literatura
puede ser de utilidad para no pasar en el ejército
por maricón, pero el mismo Rimbaud
que probó que la odiaba fue un ratón de biblioteca,
y esa náusea gloriosa le vino de roerla.

Se juega al ajedrez
con las palabras hasta para aullar.
Equilibrio inestable de la tinta y la sangre
que debes mantener de un verso a otro
so pena de romperte los papeles del alma.
Muerte, locura y sueño son otras tantas piezas
de marfil y de cuerno o lo que fuere;
lo importante es moverlas en el jardín a cuadros
de manera que el peón que baila con la reina
no le perdone el menor paso en falso.

Quienes insisten en llamar a las cosas por sus nombres
como si fueran claras y sencillas
las llenan simplemente de nuevos ornamentos.
No las expresan, giran en torno al diccionario,
inutilizan más y más el lenguaje,
las llaman por sus nombres y ellas responden por sus
nombres
pero se nos desnudan en los parajes oscuros.
Discursos, oraciones, juegos de sobremesa,
todas estas cositas por las que vamos tirando.

Si se ha de escribir correctamente poesía
no estaría de más bajar un poco el tono
sin adoptar por ello un silencio monolítico
ni decidirse por la murmuración.
Es un pez o algo así lo que esperamos pescar,
algo de vida, rápido, que se confunde con la sombra
y no la sombra misma ni el Leviatán entero.
Es algo que merezca recordarse
por alguna razón parecida a la nada
pero que no es la nada ni el Leviatán entero,
ni exactamente un zapato ni una dentadura postiza.

Si se ha de escribir correctamente poesía - Enrique Lihn

5 de diciembre de 2011

Ocho segundos de Nicanor Parra








Por Roberto Bolaño
Sólo estoy seguro de una cosa con respecto a la poesía de Nicanor Parra en este nuevo siglo: pervivirá. Esto, por supuesto, significa muy poco y Parra es el primero en saberlo. No obstante, pervivirá, junto con la poesía de Borges, de Vallejo, de Cernuda y algunos otros. Pero esto, es necesario decirlo, no importa demasiado.
La apuesta de Parra, la sonda que proyecta Parra hacia el futuro, es demasiado compleja para ser tratada aquí. También es demasiado oscura. Posee la oscuridad del movimiento. El actor que habla o que gesticula, sin embargo, es perfectamente visible. Sus atributos, sus ropajes, los símbolos que lo acompañan como tumores son corrientes: es el poeta que duerme sentado en una silla, el galán que se pierde en un cementerio, el conferenciante que se mesa los cabellos hasta arrancárselos, el valiente que se atreve a orinar de rodillas, el eremita que ve pasar los años, el estadístico atribulado. No estaría de más que para leer a Parra uno contestara la pregunta que se hace y nos hace Wittgenstein: “¿Esta mano es una mano o no es una mano?”. (La pregunta debe uno hacérsela mirando su propia mano.)
Me pregunto quién escribirá ese libro que Parra tenía pensado y que nunca escribió: una historia de la Segunda Guerra Mundial contada o cantada batalla tras batalla, campo de concentración tras campo de concentración, exhaustivamente, un poema que de alguna forma se convertía en el reverso instantáneo del “Canto general” de Neruda y del que Parra sólo conserva un texto, el “Manifiesto”, en donde expone su ideario poético, un ideario que el mismo Parra ha ignorado cuantas veces ha creído necesario, entre otras cosas porque para eso, precisamente, están los idearios: para dar una vaga idea del territorio inexplorado en el que se internan, y no muy a menudo, los escritores verdaderos, pero que a la hora de los riesgos y peligros concretos sirve de muy poco.
El que sea valiente que siga a Parra. Sólo los jóvenes son valientes, sólo los jóvenes tienen el espíritu puro entre los puros. Pero Parra no escribe una poesía juvenil. Parra no escribe sobre la pureza. Sobre el dolor y la soledad sí que escribe; sobre los desafíos inútiles y necesarios; sobre las palabras condenadas a disgregarse así como también la tribu está condenada a disgregarse. Parra escribe como si al día siguiente fuera a ser electrocutado. El poeta mexicano Mario Santiago, hasta donde sé, fue el único que hizo una lectura lúcida de su obra. Los demás sólo hemos visto un meteorito oscuro. Primer requisito de una obra maestra: pasar inadvertida.
Hay momentos en la travesía de un poeta en la que a éste no le queda más remedio que improvisar. Aunque el poeta sea capaz de recitar de memoria a Gonzalo de Berceo o conozca como nadie los heptasílabos y endecasílabos de Garcilaso, hay momentos en que lo único que puede hacer es arrojarse al abismo o enfrentarse desnudo ante un clan de chilenos aparentemente educados. Por supuesto, hay que saber atenerse a las consecuencias. Primer requisito de una obra maestra: pasar inadvertida.
Un apunte político: Parra ha conseguido sobrevivir. No es gran cosa, pero algo es. No han podido con él ni la izquierda chilena de convicciones profundamente derechistas ni la derecha chilena neonazi y ahora desmemoriada. No han podido con él la izquierda latinoamericana neostalinista ni la derecha latinoamericana ahora globalizada y hasta hace poco cómplice silenciosa de la represión y el genocidio. No han podido con él ni los mediocres profesores latinoamericanos que pululan por los campus de las universidades norteamericanas ni los zombis que pasean por la aldea de Santiago. Ni siquiera los seguidores de Parra han podido con Parra. Es más, yo diría, llevado seguramente por el entusiasmo, que no sólo Parra, sino también sus hermanos, con Violeta a la cabeza, y sus rabelesianos padres, han llevado a la práctica una de las máximas ambiciones de la poesía de todos los tiempos: joderle la paciencia al público.
Versos tomados al azar. Es un error creer que las estrellas puedan servir para curar el cáncer, dijo Parra. Tiene más razón que un santo. A propósito de escopeta, les recuerdo que el alma es inmortal, dijo Parra. Tiene más razón que un santo. Y así podríamos seguir hasta que no quedara nadie. Les recuerdo, de todas maneras, que Parra también es escultor. O artista visual. Estas puntualizaciones son perfectamente inútiles. Parra también es crítico literario. Una vez resumió en tres versos toda la historia de la literatura chilena. Son éstos: “Los cuatro grandes poetas de Chile/ Son tres/ Alonso de Ercilla y Rubén Darío”.
La poesía de las primeras décadas del siglo XXI será una poesía híbrida, como ya lo está siendo la narrativa. Posiblemente nos encaminamos, con una lentitud espantosa, hacia nuevos temblores formales. En ese futuro incierto nuestros hijos contemplarán el encuentro sobre una mesa de operaciones del poeta que duerme en una silla con el pájaro negro del desierto, aquel que se alimenta de los parásitos de los camellos. En cierta ocasión, en los últimos años de su vida, Breton habló de la necesidad de que el surrealismo pasara a la clandestinidad, se sumergiera en las cloacas de las ciudades y de las bibliotecas. Luego no volvió a tocar nunca más el tema. No importa quién lo dijo: La hora de sentar cabeza no llegará jamás.

El “antipoeta” chileno Nicanor Parra fue anunciado como ganador del Premio Cervantes la semana pasada. Este texto de Bolaño fue prólogo del catálogo de la exposición de Parra en Madrid en 2001 y fue recopilado en el libro Entre paréntesis (Anagrama, 2004).
Artículo publicado en Página /12 el día de ayer

2 de diciembre de 2011

(Sugus) Revolution

Ayer nomás, mi hermano me contó que esta leyendo al poeta chileno Enrique Lihn.
Anoticiado, busqué y busqué hasta que encontré este poema suyo que me gustó mucho:


No toco la trompeta ni subo a la tribuna
de la revolución prefiero la necesidad de conversar entre amigos
aunque sea por las razones más débiles
hasta diletando; y soy, como se ve, un pequeño burgués no vergonzante
que ya en los años treinta y pico sospechaba que detrás del amor a los pobres de los sagrados corazones
se escondía una monstruosa duplicidad
y que en el cielo habría una puerta de servicio
para hacer el reparto de las sobras entre los mismos mendigos que se restregaban aquí abajo contra los flancos de la Iglesia
en ese barrio uncioso pero de cuello y corbata
frío de corazón ornamental
La revolución
es el nacimiento del espíritu critico y las perplejidades que le duelen al imago en los lugares en que se ha completado para una tarea por ahora incomprensible
y en nombre de la razón la cabeza vacila
y otras cabezas caen en un cesto
y uno se siente solitario y cruel
víctima de las incalculables injusticias que efectivamente no se hacen esperar y empiezan a sumarse en el horizonte de lo que era de rigor llamar entonces la vida
y su famosa sonrisa.

Revolución, de La musiquilla de las pobres esferas - 1969

Otro gran instante genial, es cierto

Con tu permiso, I. 

30 de noviembre de 2011

Cine // Todos los mundos, bailados


CINE › PINA, FILMADA EN 3D, TAL VEZ SEA EL NACIMIENTO DEL HIPERCINE

El documental refleja el universo en estado de expansión de Pina Bausch y no sólo fusiona cine y danza con beneficios mutuos, sino que empuja a ambos lenguajes a un salto cualitativo. Hasta el punto de que tal vez esté fundando una forma nueva.







“No sé cómo hacerlo”, repitió durante veinte años Wim Wenders a Pina Bausch, cada vez que ella le preguntaba cuándo filmarían su proyecto à deux. Los films de danza existentes no convencían al realizador de Las alas del deseo, que tenía la sensación de que algo se perdía al pasar del escenario a la pantalla. Finalmente, Wenders supo cómo hacerlo: en 3D. Por más que hasta ahora la industria la haya usado casi exclusivamente como un simple chiche nuevo, la estereografía permite devolver volumen al cuerpo, profundidad al espacio. Ahora sí, el cine estaba en condiciones de restituir los tres elementos sobre los que trabaja la danza (cuerpo, espacio, movimiento), añadiendo la posibilidad que da la cámara de meterse entre los bailarines, cambiar de enfoque, saltar de un plano a otro. Wenders estaba en lo cierto. Gracias al 3D, Pina –a la que el fallecimiento de la propia Pina, poco antes del comienzo del rodaje, convirtió en monumento en su memoria– no sólo fusiona cine y danza con beneficios mutuos, sino que empuja a ambos lenguajes a un salto cualitativo. Hasta el punto de que tal vez esté fundando una forma nueva. Forma a la que quizá pueda dársele, por grandilocuente que suene, el nombre de hipercine.
El deslumbramiento es doble. Para el neófito (y hay que convenir en que en un lenguaje como la danza, el grueso del público lo es), descubrir el arte de Pina Bausch representará lo que para el propio Wenders, un cuarto de siglo atrás (ver entrevista): una conmoción, una revelación, un hito. Derribando todos los límites, a partir de los años ’70 Philippine Bausch hizo de la danza un lenguaje totalizador, que no se detenía ante barrera alguna. Ni física, ni mental, ni estética. El estilo de Pina Bausch son todos los estilos. Su técnica, todas las técnicas. Su estética, otro tanto. En poco menos de dos horas, Pina despliega ese universo en estado de expansión. Desde una coreo naïf, con los integrantes del elenco del Tanztheater sonriendo como niños encantados, hasta una tragedia como Ifigenia en Táuride, de Glück, con su simple vestido rojo como emblema de la sangre. Desde la épica del esfuerzo de La consagración de la primavera –en la que los bailarines deben afrontar el peso de la turba que cubre el piso, cada vez que tienen que levantar un pie– hasta la de Vollmond, con la lluvia cayendo a baldes sobre el escenario, y los propios bailarines en guerra de baldazos. Así sucesivamente y al infinito: el angustiado minimalismo de Café Müller, la incorporación de “gente común” (adolescentes y de la tercera edad) en Kontakthof, el asombro de un salto inesperado, la vitalidad de-sencadenada, el sentido del humor, la levedad, el absurdo: todos los mundos, bailados.
Wenders filma las obras mencionadas en su totalidad, durante exhibiciones en vivo y con público, en la sala del Tanztheater. Lo que para el público presente habrá resultado un engorro (dos o tres cámaras grandotas, moviéndose sin parar entre los bailarines), al espectador de cine le permite “meterse”, de un modo que el 3D convierte en experiencia casi táctil, dándole a cada cuerpo un relieve hiperreal y haciendo de cada coreografía un organismo en movimiento. Ese cuerpo central de Pina se complementa con tres clases de fragmentos, que se intercalan en el curso del metraje. Uno de ellos está constituido por pequeños números solistas, filmados en las calles de Wuppertal. Según declara, Wenders habría pedido a los bailarines que bailaran para él sus recuerdos sobre Pina. Parece poco probable que respondan a ese precepto la historia de amor entre un miembro del elenco y un hipopótamo de artificio, o el hombre que baila mientras un perro callejero lo persigue a mordiscones, o la señora que sube al monorriel intentando aplastar a alguna clase de bicharraco invisible. En cualquier caso, se trata de números vívidos, aireados y sorprendentes, destacándose sobre todo los que tienen lugar en el monorriel suspendido, cuya carrera hacia el fondo del plano el 3D vuelve semejante a una montaña rusa.
Los otros fragmentos que se intercalan son una serie de soliloquios de los miembros del elenco, la mayoría de ellos recordando los particulares métodos de enseñanza de Pina (más propios de una maestra zen que de una simple coreógrafa), y algunos registros, en 16 mm blanco y negro, de fotos fijas, ensayos y presentaciones de la propia Bausch. Si los primeros planos de los bailarines lucen en ocasiones demasiado “actuados”, la decisión de incluir los materiales de archivo es, seguramente, el mayor error de Wenders. Esos fragmentos desentonan tanto en términos técnicos y visuales como dramáticos, volviendo crasa una presencia que el resto del material invoca como fantasma omnipresente. Que es lo que Pina Bausch representa para quienes la conocieron y también, desde el momento de su muerte, para la cultura contemporánea en su totalidad.
Página/12 del JUEVES, 6 DE OCTUBRE DE 2011


28 de noviembre de 2011

Calabobos

que llueva con sol ya no significa nada
antes sí, cuando todavía podíamos ver el cielo
desde la ventana del asiento de atrás,
pero ahora casi que no

en ese entonces era rarísimo
era distinto ver caer gotas encendidas
y divisar allá arriba nubes como siluetas, 
como espesos manchones de tinta china 
esparcidos sobre el cielo reconstruido

suele suceder, nos decían
porque creían que nos merecíamos 
una aclaración adulta
y uno empezaba a preguntarse qué era común y qué no;
uno terminaba suponiendo que era cierto,
que lo ambiguo sucede todo el tiempo

esta bien
que llueva con sol ya no sorprende,
nos arrebataron eso o quizás lo perdimos,  
pero que llueva sin ruido es otro asunto:
que las gotas caigan como pan de miga sobre el piso
que reboten como bandas elásticas
miles
millones de bandas elásticas mojadas 
que cubran el horizonte
que empapen
que inunden las calles 
y besen los cordones y terminen por desparramar
toda la basura que dejamos fuera
sin emitir un solo sonido
sin siquiera permitirse un susurro
un escueto respiro 
una guiño de complicidad,
que la lluvia entre en el día de puntillas
como la muerte repentina
eso
me temo
es un misterio nítido
un pobre milagro filtrándose en la tarde del mundo


25 de noviembre de 2011

24 de noviembre de 2011

Gefidrofobia

ahora que han conseguido erradicar las ideas de color
el hombre medio muere de empacho o casualidad
delante de un televisor
bajo un poste de iluminación
sobre una hamaca paraguaya prestada

engañada por los principios fantasma,
(los del atlético camarada
y el buen tío seleccionador)
estigmatizados los himnos lisérgicos
y recortados los versos del siglo hemático
la humanidad se nutre de malvadiscos y de temores diseñados a medida
presurosa a la hora de abandonar como a un perro malo en el campo
los ímpetus movilizadores sobrevivientes

a mil años vista
tendremos la gran ola de polvo
la lluvia de meteoritos
la vibración monumental que esperamos
y tal como soñamos
habrá oportunidad de jugar a ser héroes,
participes netos
de redimirnos en un solo gesto
antes del sonoro acorde final

mientras tanto
la insatisfacción nos obligará a dividir los residuos en quince
y a considerar la bebida light
como una alternativa ventajosa
envejeceremos pues
desapercibidos

de seguro seguiremos haciendo cine
escribiendo discursos puros
tanteando con nuestras manos
los alcances de tanta libertad
pero
a quien le importa

23 de noviembre de 2011

Otro río que pasa #8 (Década del Y2K) + Peyrou

Cuestión de decidir


Misteriosa todavía
aún no sé de qué hablo ni por lo tanto su género pero
la a es mi letra favorita
el uno es mi número predilecto pero
solamente casi siempre.
Sólo me interesa una parte
del cuerpo dije
te hacen falta al menos dos me contestó
me refiero al corazón añadí risueño
yo al corazón y al pie declaró vencedora.

Misteriosa la conversación laberinto
misteriosa la duda
también
el dos es mi número predilecto.

El mar es mi agua preferida junto con la lágrima la nieve
el vaso junto a la cama.



de De las cosas que caen (Bajo la Luna Poesía) - Mariano Peyrou // 2004

Cuentos #2 - Fernando Sorrentino

Existe un hombre que tiene la costumbre de pegarme con un paraguas en la cabeza


Existe un hombre que tiene la costumbre de pegarme con un paraguas en la cabeza. Justamente hoy se cumplen cinco años desde el día en que empezó a pegarme con el paraguas en la cabeza. En los primeros tiempos no podía soportarlo; ahora estoy habituado.
No sé cómo se llama. Sé que es un hombre común, de traje gris, algo canoso, con un rostro vago. Lo conocí hace cinco años, en una mañana calurosa. Yo estaba leyendo el diario, a la sombra de un árbol, sentado en un banco del bosque de Palermo. De pronto, sentí que algo me tocaba la cabeza. Era este mismo hombre que, ahora, mientras estoy escribiendo, continúa mecánica e indiferentemente pegándome paraguazos.
En aquella oportunidad me di vuelta lleno de indignación: él siguió aplicándome golpes. Le pregunté si estaba loco: ni siquiera pareció oírme. Entonces lo amenacé con llamar a un vigilante: imperturbable y sereno, continuó con su tarea. Después de unos instantes de indecisión y viendo que no desistía de su actitud, me puse de pie y le di un puñetazo en el rostro. El hombre, exhalando un tenue quejido, cayó al suelo. En seguida, y haciendo, al parecer, un gran esfuerzo, se levantó y volvió silenciosamente a pegarme con el paraguas en la cabeza. La nariz le sangraba, y, en ese momento, tuve lástima de ese hombre y sentí remordimientos por haberlo golpeado de esa manera. Porque, en realidad, el hombre no me pegaba lo que se llama paraguazos; más bien me aplicaba unos leves golpes, por completo indoloros. Claro está que esos golpes son infinitamente molestos. Todos sabemos que, cuando una mosca se nos posa en la frente, no sentimos dolor alguno: sentimos fastidio. Pues bien, aquel paraguas era una gigantesca mosca que, a intervalos regulares, se posaba, una y otra vez, en mi cabeza.
Convencido de que me hallaba ante un loco, quise alejarme. Pero el hombre me siguió en silencio, sin dejar de pegarme. Entonces empecé a correr (aquí debo puntualizar que hay pocas personas tan veloces como yo). Él salió en persecución mía, tratando en vano de asestarme algún golpe. Y el hombre jadeaba, jadeaba, jadeaba y resoplaba tanto, que pensé que, si seguía obligándolo a correr así, mi torturador caería muerto allí mismo.
Por eso detuve mi carrera y retomé la marcha. Lo miré. En su rostro no había gratitud ni reproche. Sólo me pegaba con el paraguas en la cabeza. Pensé en presentarme en la comisaría, decir: "Señor oficial, este hombre me está pegando con un paraguas en la cabeza". Sería un caso sin precedentes. El oficial me miraría con suspicacia, me pediría documentos, comenzaría a formularme preguntas embarazosas, tal vez terminaría por detenerme.
Me pareció mejor volver a casa. Tomé el colectivo 67. Él, sin dejar de golpearme, subió detrás de mí. Me senté en el primer asiento. Él se ubicó, de pie, a mi lado: con la mano izquierda se tomaba del pasamanos; con la derecha blandía implacablemente el paraguas. Los pasajeros empezaron por cambiar tímidas sonrisas. El conductor se puso a observarnos por el espejo. Poco a poco fue ganando al pasaje una gran carcajada, una carcajada estruendosa, interminable. Yo, de la vergüenza, estaba hecho un fuego. Mi perseguidor, más allá de las risas, siguió con sus golpes.
Bajé –bajamos– en el puente del Pacífico. Íbamos por la avenida Santa Fe. Todos se daban vuelta estúpidamente para mirarnos. Pensé en decirles: "¿Qué miran, imbéciles? ¿Nunca vieron a un hombre que le pegue a otro con un paraguas en la cabeza?". Pero también pensé que nunca habrían visto tal espectáculo. Cinco o seis chicos empezaron a seguirnos, gritando como energúmenos.
Pero yo tenía un plan. Ya en mi casa, quise cerrarle bruscamente la puerta en las narices. No pude: él, con mano firme, se anticipó, agarró el picaporte, forcejeó un instante y entró conmigo.
Desde entonces, continúa golpeándome con el paraguas en la cabeza. Que yo sepa, jamás durmió ni comió nada. Simplemente se limita a pegarme. Me acompaña en todos mis actos, aun en los más íntimos. Recuerdo que, al principio, los golpes me impedían conciliar el sueño; ahora, creo que, sin ellos, me sería imposible dormir.
Con todo, nuestras relaciones no siempre han sido buenas. Muchas veces le he pedido, en todos los tonos posibles, que me explicara su proceder. Fue inútil: calladamente seguía golpeándome con el paraguas en la cabeza. En muchas ocasiones le he propinado puñetazos, patadas y –Dios me perdone– hasta paraguazos. Él aceptaba los golpes con mansedumbre, los aceptaba como una parte más de su tarea. Y este hecho es justamente lo más alucinante de su personalidad: esa suerte de tranquila convicción en su trabajo, esa carencia de odio. En fin, esa certeza de estar cumpliendo con una misión secreta y superior.
Pese a su falta de necesidades fisiológicas, sé que, cuando lo golpeo, siente dolor, sé que es débil, sé que es mortal. Sé también que un tiro me libraría de él. Lo que ignoro es si el tiro debe matarlo a él o matarme a mí. Tampoco sé si, cuando los dos estemos muertos, no seguirá golpeándome con el paraguas en la cabeza. De todos modos, este razonamiento es inútil: reconozco que no me atrevería a matarlo ni a matarme.
Por otra parte, en los últimos tiempos he comprendido que no podría vivir sin sus golpes. Ahora, cada vez con mayor frecuencia, me hostiga cierto presentimiento. Una nueva angustia me corroe el pecho: la angustia de pensar que, acaso cuando más lo necesite, este hombre se irá y yo ya no sentiré esos suaves paraguazos que me hacían dormir tan profundamente.

Fotomartes // Siganme los buenos


21 de noviembre de 2011

Agujeros negros #2

vea
uno mismo no es más que uno
o si quiere
lo es erráticamente y por desvarío
pero en la altura irrespirable de la plástica literaria
usted es usted mismo y un reguero de formas variopintas,
y con las cosas sucede igual

así es que se permite a quien va a dormir masticando trance
juzgar al sol de la mañana
como una derrota
ah! porque los astros también levantan polvo
en esas avenidas de la multifacialidad que nunca se riegan.

claro que es usted quien decide,
quien dice: esto es esto
y aquello aquello otro
claro que se puede vivir sin jamás batirse a duelo

ahora le digo
a ver qué le parece:
lo mismo son expresiones de la muerte
el abandono y los mudos
armisticios familiares
que un hondo desgarro en los ligamentos cruzados.


20 de noviembre de 2011

DR + Italia

Hay un solo mundo habitado
por hombres
y esto es más que cierto
un solo mundo, un globo donde cazar al hombre
es el deporte en que todos coinciden.
No puede ser un puro
hecho de maldad
o el deseo impelente
que al final el sol se apague.
Habrá otra cosa, habrá un porqué
pero en esto los dioses no se ponen de acuerdo.
Sólo por eso han inventado el tiempo,
el espacio y un puñado de vivientes.
Necesitan meditarlo
porque si algún acuerdo hubiera
de su crepúsculo ya no se hablaría
y entonces
pobres hombres sin dioses ni demonios,
la última, la peor de las infamias.


/C'è un solo mondo abitato
da uomini
e questo è più certo
un solo mondo, un globo in cui la caccia all'uomo
è lo sport in cui tutti sono d'accordo.
Non può essere un puro
fatto di malvagità
o il desiderio impellente
che infine il sole si spenga.
Ci sarà altro, ci sarà un perché
ma su questo gli dèi sono discordi.
Solo per questo hanno inventato il tempo,
lo spazio e una manciata di viventi.
Hanno bisogno di pensarci su
perché se un accordo ci fosse
del loro crespuscolo non si parlerebbe più
e allora
poveri uomini senza dèi né demoni,
l'ultima, la peggiore delle infamie./


***

La vida oscila
entre lo sublime y lo inmundo
con cierta propensión
a lo segundo.
Sabremos algo más
después de las últimas elecciones
que se harán allá arriba
o abajo o en ningún lugar
pues ya fuimos elegidos
todos
y quien no lo fue
está mucho mejor aquí,
y cuando se da cuenta
ya es demasiado tarde
les jeux sont faits
dice el croupier por última vez
y con su cucharón
barre las cartas.

/La vita oscilla
tra il sublime e l'immondo
con qualche propensione
per il secondo.
Ne sapremo di più
dopo le ultime elezioni
che si terranno lassù
o laggiù o in nessun luogo
perché siamo già eletti
tutti quanti
e chi non lo fu
sta assai meglio quaggiù
e quando se ne accorge
è troppo tardi
les jeux sont faits
dice il croupier per l'ulitma volta
e el suo cucchiaione
spazza le carte./


de Cuaderno de cuatro años, Eugenio Montale

18 de noviembre de 2011

«It must be hard being a king..» (Remastered)


 (..Forrest, Forrest Gump)

detrás del sol
arriba suyo
antes que el ardor gutural del primer alarido
de la incipiente lagrima sombra
antes aún que la muerte   
y muy por detrás
en la frontera del cinismo
ajena como la luna cuando se muestra durante el día
la negra belleza que supone
crear y abandonar

La laguna, ¡treinta y una! (o 3 poemas de la generación del 90 ¿?)

Sin llaves y a oscuras

Era uno de esos días en que todo sale bien.
Había limpiado la casa y escrito
dos o tres poemas que me gustaban.
No pedía más.
Entonces salí al pasillo para tirar la basura
y detrás de mí, por una correntada,
la puerta se cerró.
Quedé sin llaves y a oscuras
sintiendo las voces de mis vecinos
a través de sus puertas.
Es transitorio, me dije;
pero así también podría ser la muerte:
un pasillo oscuro,
una puerta cerrada con la llave adentro,
la basura en la mano.

de El Salmón, Fabián Casas

Poema de amor desde la cárcel


Tu carne no cierra
y esta zanja
es un tajo de muerte
tu sombra abierta
en la zanja es
un tajo de muerte
la carne del mundo
y hay un gritón enfermo
hijo de una hermosa gimnasta
un alma que corre
con autos de fuego
en las autopistas de nada
de una zanja.
La carne se cierra
el metal hierve
yo cosía tus manos
con el algodón de mi raza
más dulce
que el terror
a la altura.



de La Zanjita, Juan Desiderio


La ciudad

Pese a todos los libros de cartón mal armados; mal pegados;
pese a todas las palabras y los pensamientos tilingos,
sobreviviremos.

Mail tras mail y puño por puño, sobreviviremos.

Construiremos otra ciudad, otro barrio de Once,
otra estacion ferroviaria, otra plaza,
si estamos juntos, solo juntos, compañera de todo;
pese a la bronca y la violencia construiremos un mundo
nos levantaremos con ganas, como me decís en tus mensajes:
¡qué ganas de verte; cómo te extraño!

Librito tras librito, construiremos todo de la nada,
¡El barrio estará orgulloso!

Cuántos mas libritos de cartón fabriquemos,
mas niños los leerán.

Construiremos caminos, puentes, obeliscos y casas,
y al final del camino una prole de críos nos dirán gracias.

Comenzaremos unidos y terminaremos en pedacitos
de otros que son como nosotros;
hijos, solaris, compañeros, soñadores y esclavos.

Esta ciudad nos recordará a otras
se meterá de prepo en el alma de otras.

Acá estará siempre Buenos Aires, Nuevo Once,
La República de todos.
A un cartonero

Washington Cucurto

17 de noviembre de 2011

Dice que le pongas mucha Gelman

De adelante para atrás, JG.

La Historia y Poetas

La respiración del lenguaje establece
la sucesión de miserables
morales. Los otros, ya se sabe:
sus silencios no cierran nunca 
y dan vuelta la esquina
con bocas que no sueñan. Los morales,
legales y dudosos, hablan
pesadillas sin fin.
El distraído pide algo
que no haga pensar.
En la distancia entre él y él mismo
suceden desgracias de la lengua. 

(México, 2000)

Gotán

Esa mujer se parecía a la palabra nunca, 
desde la nuca le subía un encanto particular, 
una especie de olvido donde guardar los ojos,
esa mujer se me instalaba en el costado izquierdo.

Atención atención yo gritaba atención
pero ella invadía como el amor, como la noche,
las últimas señales que hice para el otoño
se acostaron tranquilas bajo el oleaje de sus manos.

Dentro de mí estallaron ruidos secos,
caían a pedazos la furia, la tristeza, 
la señora llovía dulcemente
sobre mis huesos parados en la soledad

Cuando se fue yo tiritaba como un condenado,
con un cuchillo brusco me maté,
voy a pasar toda la muerte tendido con su nombre,
él moverá mi boca por última vez. 
(Buenos Aires, 1962)


15 de noviembre de 2011

\Personajes\ 1.-

Sócrates Scholfield

Su existencia siempre ha planteado duda. Del problema se han ocupado Santo Tomás, San Anselmo, Descartes, Kant, Hume, Alvin Plantinga. No ha sido el último Sócrates Scholfield, titular de la patente registrada en el U.S Patent Office en 1914 con el número 1.087.186. El aparato de su invención consiste en dos hélices de latón montadas de manera que, girando lentamente cada una en torno a la otra y dentro de la otra, demuestran la existencia de Dios. De las cinco pruebas clásicas, ésta es la llamada prueba mecánica.


de La sinagoga de los iconoclastas - Juan Rodolfo Wilcock 

Fotomartes // Lengüetazos de vaca



The Foundling Brothes + Vete de mí

Manuel Juan Expósito era adoptado. Había sido depositado fuera originalmente y quienes le facilitaron la documentación procuraron dejarlo en claro. Parece ser que él así lo quería también, pero persiguiendo lo contrario.
Sus hijos, Homero primero, y Virgilio en segundo lugar, dejaron la casa paterna cargando con el apellido y el peso de sus nombres y según el caso, fundaron confiterías y orquestas menores y mayores, escribieron o tocaron, estudiaron, viajaron, bebieron, conocieron el éxito, se enfermaron, murieron.  
En medio de todo aquello -en 1936, concretamente- salieron con estos versos dispuestos en un bolero:


Tú, que llenas todo de alegría y juventud
y ves fantasmas en la noche de trasluz
y oyes el canto perfumado del azul
vete de mí.

No te detengas a mirar
las ramas viejas del rosal
que se marchitan sin dar flor,
mira el paisaje del amor
que es la razón para soñar y amar.

Yo, que ya he luchado contra toda la maldad,
tengo las manos tan deshechas de apretar
que ni te puedo sujetar,
vete de mí.

Seré en tu vida lo mejor
de la neblina del ayer
cuando me llegues a olvidar
como es mejor el verso aquel
que no podemos recordar. 



En el 2003 se juntaron Bebo Valdez y Dieguito El Cigala y en su Lagrimas Negras incluyeron ésta versión:




A partir de allí y hasta hoy, cientos de jóvenes entusiastas hicieron lo mismo que yo hago ahora.
Ésta admiración mía, una redundancia.

14 de noviembre de 2011

Fuera de programa + Shuntaro Tanikawa

El Ingenuo

La propia punta de los pies se ve terriblemente lejos
los cinco dedos, como cinco desconocidos,
se congregan indiferentes

junto a la cama hay un teléfono que me conecta con el mundo
pero no hay nadie a quien quiera llamar
desde que recuerdo, mi vida sólo consiste en tareas por hacer
ni mi padre ni mi madre me enseñaron cómo hablar de
las cosas que suceden en el mundo

me apoyo en versar de una frase a otra desde hace cuarenta años
si me preguntan: ¿tú quien diablos eres?, responder “soy un poeta” como lo más seguro
es algo ambiguo
cuando abandoné a aquella mujer... ¿era un poeta?
cuando como mi papa asada favorita... ¿soy un poeta?
yo, el de la cabeza adelgazada... ¿acaso un poeta?
hombres semejantes, de edad mediana y que no son poetas, abundan

yo sólo soy un niño ingenuo
que persigue mariposas de palabras bellas
ese niño -genio y figura-
jamás notó el herir a otros
sino hasta su sepultura

la poesía
es tan absurda

de Sin conocer al mundo, Shuntaro Tanikawa, Traducción: Cristina Rascón Castro

Distante relumbrar (En adelante DR) + México

Xxxx

Existe un pasillo
de ladrillos rojos
donde
            en noches de lluvia
los caracoles
corren en el
            tiempo

son fieles al desplazamiento
            los excita
            recuerdan
            que son hermafroditas

se miran las antenas
y se burlan de los viejos
            que pasan a su lado

tienen un caparazón
pletórico de truenos

            que se libera
            y penetra
            en la profundidad
                        de los oídos
         
            eterna venganza
            al ser asesinados

cuando los aplastan
crean resbalones
     
            se vuelven
            parte de las suelas

especialmente
en la de los niños
           para que sientan
           el primer dolor
           de la muerte

de Manuel Cuautle (Ciudad de México, 1971). Poeta, fotógrafo y promotor cultural.           

Síndrome de los husos horarios


sucede que le has puesto pitucones
a los codos desgastados del deseo
entonces imaginás la vida 
como una plastimasa nueva entre tus dedos
sin polvo 
sin pelusas 
sin mezclas irreversibles 

a la mañana le decís posibilidad
y a la posibilidad le decís desafío
tal cual reza el manual de reinvenciones
y no esta mal engañarse 
si el dolor tuviera puntos flacos
los atacarías
pero no los tiene

nosotros sí
por el contrario
nosotros confiábamos en el profesionalismo del tiempo
en la decantación natural
en nuestra condición de amantes todo terreno
en fin
ahora le decís vísperas a las tardes 
y a las vísperas work in progress

algunas de la cosas que caen 
se levantan, se soplan 
y se vuelven ubicar en su lugar
decís
con suerte 
nadie se da cuenta

yo todavía no encuentro como amueblar 
el espacio libre que dejaron tus provocaciones
mientras tanto 
mastico los días como a chicles viejos
y los embadurno en azúcar 
para que no se les vaya el gusto  


11 de noviembre de 2011

Distante relumbrar + An old all-terrain from Canada

Qué hago aquí

No sé si el mundo ha mentido
Yo he mentido
Yo no sé si el mundo ha conspirado contra el amor
Yo he conspirado contra el amor
El clima de tortura no constituye ningún consuelo
Yo he torturado
Aunque no hubiera existido la nube en forma de hongo
habría odiado
Escuchadme
Yo habría hecho las mismas cosas
aunque no existiera la muerte
Me niego a que se me sujete como a un borracho
bajo el frío grifo de los hechos
Yo rechazo la coartada universal
como un ninfomaníaco que ata a un millar
en una extraña hermandad
Yo espero
a que cada uno de vosotros confiese


Esperando a Marianne

He perdido un teléfono
que olía a ti

Vivo junto a la radio
todas las emisoras a la vez
pero capto una nana polaca
la capto entre la estática
se desvanece yo espero mantengo el ritmo
viene de vuelta casi dormida

Acaso tomaste el teléfono
sabiendo que yo lo olfatearía inmoderadamente
tal vez hasta que calentaría el plástico
para recoger hasta la última migaja de tu respiración

y si no piensas volver
cómo ibas a telefonear para decirme
que no piensas volver
para así por lo menos poder discutir contigo


***

I have lost a telephone
with your smell in it.

I am living beside the radio
all the stations at once
but I pick out a Polish lullaby
I pick it out of the static
it fades I wait I keep the beat
it comes back almost asleep.

Did you take the telephone
knowing I'd sniff it immoderately
maybe heat up the plastic
to get all the crumbs of your breath

and if you won't come back
how will you phone to say
you won't come back
so that I coud at least argue.

de Flores para HitlerLeonard Cohen

10 de noviembre de 2011

#Capturas 1.- Desdoblada BsAs


Cuentos #1 - JR Wilcock


Giocoso Spelli


El teólogo y profesor de historia de las religiones Giocoso Spelli es casi con seguridad un monstruo, o en todo caso tiene algo de monstruoso. Para empezar camina en cuatro patas, y esto ya es insólito en un teólogo; es tan ancho que no todas las puertas admiten su paso, y en un automóvil, si alguna vez consiguiera introducirse en uno, no sabría de todos modos dónde poner las alas. Por culpa de los cuernos ningún sombrero le queda bien, y cuando ruge hace temblar el edificio. Es un verdadero experto en todo lo referente a los manuscritos del Mar Muerto, y ha escrito dos libros autorizadísimos sobre la cándida comunidad de Khirbert Qumran. Pero tiene las patas de atrás demasiado cortas, y cuando camina lleva las manos enfundadas en dos guantes enormes o, mejor dicho, borceguíes para manos. Hay quien sostiene que le salen llamas de la boca, pero ésa debe ser una imagen literaria; o quizá alguien ha tomado por fuego la saliva rojiza que le sale continuamente de las fauces. Lo cierto es que pesa 375 kilos, y su volumen es adecuado a su peso. Las alas, entonces, no le sirven de nada, pesa demasiado para volar, y pueden considerarse un capricho teologal: son rígidas y lustrosas, rectas hacia arriba como las de un toro alado, pero mucho más voluminosas. Los cuernos son macizos y ambos apuntan hacia arriba y hacia adelante, como un baldaquino suspendido sobre los ojos. Fue él quien aclaró definitivamente la total independencia del cristianismo con respecto a la religión de los Esenios, como resulta del análisis de los textos supérstites, y por tanto la absoluta originalidad de Jesús y de sus teorías. Cuando duerme, su respiración emite un silbido que se oye hasta en la plaza. Su novia le dijo a una amiga que en la cama se comporta como la Bestia del Apocalipsis.

El capitán Luiso Ferrauto

Una vez al año, en primavera, el capitán Luiso Ferrauto cambia de piel; de la piel vieja emerge lustroso y rosado como un recién nacido, pero al cabo de unas horas la piel nueva recobra su color normal, que es aceitunado, y también el pelo, que se ha desprendido junto con la piel del cráneo, vuelve a crecer rápidamente, como corresponde a un oficial de la Seguridad Pública. Su mujer, unida a él por un amor inusitado en estos tiempos, suele guardar estas pieles usadas de su marido y rellenarlas de goma espuma color carne, para hacer así un muñeco bastante presentable, bien cosido y armado, con su uniforme puesto. Ya tiene unos quince, en el garaje: todos oficiales de policía, tan parecidos a su marido que da gusto verlos a todos juntos, tan dignos, tan rectos, tan inalcanzables por la corrupción. La señora hizo instalar un equipo estéreo en el garaje y cuando el capitán está de servicio fuera de casa, la mujer baja para hacerles escuchar a sus ex maridos las mejores páginas de la lírica mundial. Absortos, como embelesados, los quince policías escuchan inmóviles la muerte de Desdémona, el merecido asesinato de Scarpia, la disputa fatal entre Carmen y Don José, delitos todos que exigen el arresto inmediato del culpable, hechos de sangre y de violencia como tantas veces han visto a lo largo de su carrera. Puesto que los muñecos de piel policíaca son producidos a razón de uno por año y cada uno es de edad más avanzada que el anterior, presentan esta insólita característica: que el más joven de los quince es el más viejo de los quince.

El ángel



El ángel Elzevar está desocupado, lo único que sabe hacer es llevar mensajes pero ya no hay más mensajes que llevar, y entonces el ángel da vueltas revisando en la basura del gran basurero municipal en busca de restos de comida y sobras de fruta: algo tiene que comer. De noche, hizo la prueba de recorrer la orilla del río en calidad de prostituto todo servicio, y de hecho sabe hacer muchas cosas y su condición angélica lo exime de cualquier escrúpulo moral; pero la mayoría de las veces el encuentro termina mal, por ejemplo cuando el cliente, antes o después, descubre que Elzevar no tiene sexo: por lo que parece, en ciertas ocupaciones el sexo es particularmente requerido, e incluso indispensable. Para aplacar al desilusionado cliente, Elzevar le muestra un poco cómo vuela, primero a la derecha, después a la izquierda, después le pasa sobre la cabeza y le desordena los cabellos como una brisa ligera; pero los clientes de la orilla del río exigen algo más concreto que una normal exhibición de levitación; uno le mordió el tobillo en pleno vuelo, otro calvo con peluca lo llamó sodomita y un tercero lo denunció a la policía, basándose en un artículo del Código Penal que prohíbe exaltar la seducción y otros dos artículos del Código de Navegación Aérea relativos al vuelo urbano sin documentos. Después de lo cual Elzevar tuvo que mudarse a otro recodo del río, peligrosamente frecuentado por familias y pescadores con cañas, incluso de noche.

Estos inconvenientes, natural consecuencia de su desocupación temporaria, no pueden realmente preocupar a un ángel. Para comenzar los ángeles son inmortales, y son pocos los mortales que pueden decir lo mismo. En cuanto a la falta de mensajes, un día u otro tendrá que terminar. Nuevos emisores se están alistando, y los potenciales receptores por cierto no escasean. Ya en el pasado le sucedió estar sin trabajo por períodos más o menos largos, sin hacer nada. Basura de comer nunca le ha faltado; es verdad que la prostitución angélica ya no es lo que era , pero de cualquier forma, hasta que esté listo el nuevo mensaje, hay que seguir en contacto con los hombres. Mientras tanto Elzevar siempre puede encontrar trabajo en un circo, en tanto lamentablemente muchas cosas cambiaron desde que existe la televisión. Si el Gran Silencio durase mucho, otros caminos interesantes y poco recorridos se le abren: por ejemplo el cine underground, la aplicación de antiparasitarios, la manutención de computadoras, la limpieza de ascensores y los desfiles masculinos de moda.










de Juan Rodolfo Wilcock