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14 de diciembre de 2013

Todo esta hecho, Jefe.


Cuando era chico pensaba que el pollo
era una parte de la vaca /

pensaba que mirar a un soldador trabajando 
equivalía a quedarse ciego
y temía a la colimba casi tanto como al Terminator líquido

ahora soy grande

evito lo frito

y mi único temor 

soy yo 


Alarm! Alarm!

**

Mientras los otros psicoanalizan
al clima
oigo los gritos de mis vecinos
y pienso
en todos los gritos que he dado
adonde se habrán ido,
si seguirán viajando por la vía lactea
y se juntarán
en algún lugar secreto
donde los utilicen
para alimentar con odio
la máquina de Dios


Juan Duacastella (brother), de la Serie #YO VS LA PSICOLOGÍA

13 de septiembre de 2013

Gong Endir

con la muerte no

no me animo

ahora busco el toldo de la lengua olvidada
lo busco porque el resto es sol 
y me quieren matar algunos rayos 
y si yo los dejo
me matan

busco la sombra y el agua
y busco cuerdas y notas tenidas
y una voz inventada
que sepa como filtrarse 
y pudrir lo que nunca vibró
y espero que un sonido grave me sacuda el pecho
y que mi sangre reviente 
o se acumule como un grumo y duela en algún rincón

entonces creo haber generado un espacio
haber compuesto un lugar/
obrado un milagro/

creado/

y como si el mundo fuera así de chico y fuera mío
lo bautizo con un nombre estúpido
y descanso
lejos
bien lejos de tanto agotamiento
solo
con la sangre reventada
y una sonrisa en colores pastel


2 de agosto de 2013

100 % Katherine

Ahora es la soledad quien viene de noche
en vez del sueño, a sentarse junto a mi cama.
Como una niña cansada espero oir sus pasos,
y la miro mientras sopla la vela suavemente.
Se sienta sin moverse, ni a izquierda ni a derecha
gira, y rendida, rendida deja caer la cabeza.
También ella es vieja; también ella ha peleado la pelea.
Así, con laureles está adornada.
A través de la triste sombra la marea que baja lenta
surca una costa estéril, insatisfecha.
Sopla un viento extraño…después silencio. Estoy lista
para aceptar la soledad, tomarle de la mano,
aferrarme a ella, esperando, hasta que la tierra estéril
se llene con el terrible monótono de la lluvia.

*

Now it is Loneliness who comes at night
Instead of Sleep, to sit beside my bed.
Like a tired child I lie and wait her tread,
I watch her softly blowing out the light.
Motionless sitting, neither left or right
She turns, and weary, weary droops her head.
She, too, is old; she, too, has fought the fight.
So, with the laurel she is garlanded.

Through the sad dark the slowly ebbing tide
Breaks on a barren shore, unsatisfied.
A strange wind flows… then silence. I am fain
To turn to Loneliness, to take her hand,
Cling to her, waiting, till the barren land
Fills with the dreadful monotone of rain

Katherine Mansfield
Loneliness

6 de julio de 2013

Feliz navidad. Te quiere, C.

Desabrido en sus versos, no sufre él su aspereza:
fastidia a todo el mundo y se retira;
parece un áspid
a quien no daña su saliva,
pero mata a los otros si la escupe.

Abu Tammam ibn Rabah de Calatrava

p.d: Se la sabía lunga

Que novedades?

la vida es el olor a humo
del día anterior
o
en realidad
la vida también es el olor a humo
del día anterior

así es

uno podría entristecerse
pero ey
/ no vale la pena /
el mundo no se extingue cuando apretamos bien los dientes 
y si pedís que todo se derrumbe
porque sí
o porque de verdad te enoja
seguro que no se derrumba nada 
ni se derrite nada
probá
no se pulveriza nada /

estamos de acuerdo en que algo debiera hacerlo
en que todo debiera morir febrilmente algún sábado
pero no /
no pasa
y entonces: 
cabría pensar que perdimos

que perdimos nosotros
los que sólo nos tenemos a nosotros y poco más
escaso recurso

es verdad

pero si te fijás bien
si de verdad te concentrás
si apretás más fuerte los dientes y te prometés la victoria 
vas a ver que el día sí sangra
que el día anda
es cierto
y que quizás no tiembla
pero en realidad
ya esta tocado

12 de mayo de 2013

Bajo las estrellas del invierno

La liebre que una vez que yo miraba
atardecer -volaban los chimangos!-
salió del sol y se sentó a mirarme

El pájaro que una mañana
se posó exactamente sobre mi corazón
a una hora en que su cuerpo todavía
calentaba la piel más que el sol

El pene entre mis dedos de ese enfermo
al que ayudé a orinar mientras marchábamos
lentamente una noche a un hospital
cruzando playas de estacionamiento

La perra que buscaba a mi pene en la sombra
cada vez que salía para orinar desnudo
mirando las estrellas del invierno
antes de regresar corriendo hasta el colchón
iluminado por el fuego que ardía toda la noche
en los troncos que hachaba con mi hacha todo el día

La mujer que pedía serenamente auxilio
agitando los brazos y volviendo a nadar
en las primeras horas de una tarde pesada
en que yo con el pan en el estómago
no encontraba a otro hombre en las orillas

Y todos los metros que nadé por el mar
sin ver jamás a la terrible aleta
Y mi alegría de noche en las ramas de un árbol
oyendo tangos en mi adolescencia
Y mis siestas sentado junto al cajón de un muerto
descansando en la diga frescura de una bóveda
del verano porteño que tantos nos había humillado

Hablo de todas las horas y de todos los días
y de todas las estaciones y de todos los años

Pero la liebre que una vez que estaba solo
se ubicó exactamente entre el sol y mis ojos
guardando exactamente la distancia
que guarda un ángel que visita a un hombre...

Y el pájaro que un día
se posó exactamente sobre mi corazón
lo que es igual a recibir de un golpe
el propio corazón en el lugar exacto
el único lugar del universo
donde es una victoria recibirlo...


Y la perra que se acercaba agitando la cola
cada vez que volvíamos a encontrarnos desnudos
y solos bajo el cielo del oeste...
En fin...

Brillan los miles de ojos que me miran
Brillan las estrellas del oeste en invierno
Sobre la borda del colchón iluminada por las llamas
me siento arreglo el fuego
leo diarios viejos mientras mi sombra crece
Son las tres de la tarde en el reloj

que después del almuerzo se detiene
La noche es larga
Toda la noche sopla el viento
Mi muslo brilla con la saliva de la perra
o entre las piernas de una mujer de buen carácter
desnuda alegre dormida satisfecha
Vuelvo a despertarme cuando quiero
Vuelvo a salir al frío y a orinar nuevamente
porque estas noches bebo mucha agua
El fuego hace sudar al que lo cuida


En fin...
Hice orinar a un hombre
Salvé del mar a una mujer lejana
Y sé que puedo recordar algunos otros
actos de más amor de más coraje


En fin...
Pienso en todas las horas pienso en todos los días
pienso en todos los años sin encontrar mi imagen


Pero una liebre un pájaro una perra
me miraron a los ojos al corazón al sexo
como creo que sólo me miró también el mar
una madrugada de verano en que vagaba
con una pistola en el puño sin tener dónde afeitarme
Héctor Viel Temperley
De Legión Extranjera, 2da parte

10 de mayo de 2013

Ya way

es que la vida tirita en algunas rodillas
tiembla así como tiemblan los hámsters
tirita y se deja ver
y quizás incluso se desbarata bajo algunos pulóveres
y uno nada
uno acodado sobre la incógnita del proceso
sin darse cuenta
con cara de no saber ni mierda
así como miran los hámsters
ni de la vida
ni de la muerte
ni de nada
pero soñando
siempre soñando con un relámpago
con un verso relámpago
o un milagro de pólvora
y al menos yo
con el más dulce y luminoso de los derrumbes

23 de marzo de 2013

De Esquizofrénicas o La balada de la lámpara azul

III.-

La poesía es el destino de la lágrima
como un vómito enredado a otro vómito
como el árbol del saber
como el silencio en que se halla la noche
buscando locamente lo que excede al ser
la nada en que me buscas
el desierto y la flor.

Leopoldo María Panero

10 de marzo de 2013

# 40

pero el temor
no obstante
el temor debe arrojarse sobre la piel desgarrada
como alcohol/
que arda
oh! caladril
-que duela
bálsamo que se aplica sobre la hendija sonante
de la fragilidad humana
(la mía)

la vida
-hora de comprar otra-
tiene una ventanilla en el reverso
desde donde observar su caducidad
si cerrás la boca
que sea para ahogar el reclamo
para dejar de pactar con lo inmortal

yo tuve una burbuja de cristal
en donde nevaba sobre el dolor cada vez que la agitaba
/verán
yo se poco y nada del dolor
pero sí tengo una herida considerable
-aquí doctor-
y si no exigí mi pensión hasta ahora
no fue por heroísmo
fue por temor
otra vez el estúpido temor
de nuevo/
vanidad

la soledad
en definitiva/
si no es ella
que me absorba un agujero de color

y que arda también
que duela también ella
desde hace ya mucho tiempo que intuyo que mi voz
es demasiado aguda
pero ay! muy poco incisiva
y atención
que la vida es fiasco ya no acongoja a nadie
ajá!
la vida sigue siendo sueño/ puro sueño
pero por la mísera razón de que así es más arduo
decididamente más difícil
y si todo se va al fin bien al diablo
tan bien como se estila se retiran las cosas que amamos
entonces sí
entonces la vida se apiada de nosotros y nos permite
entender
en dos o tres semanas intensivas
la deliciosa gramática
de un idioma inventado

2 de marzo de 2013

# 39

no hay por qué
el miedo es siempre igual
si aguzo la vista
esta ahí
como esos molinos que siguen girando
en la boca de la noche

no se dice terror
bah-
yo no le digo terror
digo miedo
o quizás diga temor
es lo mismo
si me detengo
ahí está
yo no se su secreto
y él sabe el mío integramente
y es que
ya no quiero
morirme

yo sigo
y él viene

le paso el brazo sobre
el cuello
y seguimos

2 de enero de 2013

Por qué no?

Otras vez Bonnefoy. En primer lugar porque lo estoy releyendo. En segundo, porque me gusta transcribir mis poemas favoritos. Teclearlos resulta algo así como estudiarlos de memoria, y de paso, los hago sonar. 


X

La vida, entonces; y de nuevo fue
una casa natal. En torno nuestro
el granero de encima de la casa arruinada,
el juego ligero de sombras en las nubes al alba,
y en nosotros ese olor de la paja seca
que quedaba esperándonos, nos parecía,
desde el último saco subido, trigo o centeno,
en la otra época sin fin de la luz
de los veranos tamizados por las tejas calientes.
Yo presentía que el día iba a apuntar,
me desperté, y aún me estoy volviendo
hacia aquella que a mi lado soñó
en la casa perdida. A su silencio
sean dedicadas, al atardecer,
las palabras que parecen hablar sólo de otra cosa.

(Me desperté,
me gustaban aquellos días que teníamos, días seguros
como va lentamente un río, aunque ya
sumergido en el ruido de bóvedas del mar.
Avanzaban, con la majestad de las cosas sencillas,
las grandes velas de lo que es quería que subiera
la humana vida precaria al barco
que extendía la montaña en torno nuestro.
Oh recuerdo,
ellas cubrían con los restallidos de su silencio
el ruido, de agua en las piedras, de nuestras voces,
y al frente estaría la muerte,
pero de ese color lechoso del final de las playas
por la tarde, cuando los niños
hacen pie, lejos, y ríen en el agua tranquila, y siguen jugando.)

de La casa natal, Yves Bonnefoy
(Las Tablas Curvas, Hiperión)