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28 de enero de 2012

Paso de cebra

se abandona el sueño
ese lujo desvencijado
con su indecencia de arenero
caprichoso
autárquico
solemne como un ancla que fulgura
en lo profundo

se deja atrás
perro sin dueño
como a una fría estación
olvidando el color de su tacto
el hambre de sus manos vivas
manos vivas de algodón
vivas como el periódico
el subterráneo
las catedrales
como tantas cosas muertas
tocadas por un enjambre de ilusiones

la vida

etcétera

duerme sobre un bote sin gondolero
y el mar
metódico como una fiera
paladea su nombre
acompasa su arrullo al arrullo seco de su sangre
y allí rapta
mata
trasvasa
entre un lado y otro del umbral
a duras penas sueño
apenas muerte


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