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16 de enero de 2012

Bretodeau!

no poseer nada más valioso
que unos aparatos removibles
y ser dueño de un temor padre
e hijo del altísimo mundo
un mundo holográmico
que temblaba para otros en el horizonte
como agua en el pecho de la ruta  
mundo ajeno 
apagado como una estrella vieja

despertar al alba
despertarla con saltos irregulares
quemar con lupa los días solos 
bajo un sol prohibido 
quemar los bordes del día para hacer con él un mapa pirata

ser esclavo de las horas de digestión
enemigos de la siesta
recolectar el algodón de las horas
uno por uno 
y apostarlas de a tres o cuatro

y ahora
guardar la niñez en una lata
mezclarla con estampas y entradas de cine
o llegado el caso
llevarla
como un condecorado a un herido
despacio y a rastras

3 comentarios:

  1. Realmente precio el poema.A veces todos nos sentimos así, con la sensación de que el tiempo es oro y no podemos perder ni un segundo.Gracias por compartirlo.Un beso Pepi Barragán

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  2. Creo que es mi favorito total. Me encanta, me encantás.

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