Páginas

8 de febrero de 2012

***

Lluvia

Llueve y tú dices es como si las nubes
lloraran. Luego te cubres la boca y apresuras
el paso. ¿Como si esas nubes escuálidas lloraran?
Imposible. Pero entonces, ¿de dónde esa rabia,
esa desesperación que nos ha de llevar a todos al diablo?
La Naturaleza oculta algunos de sus procedimientos
en el Misterio, su hermanastro. Así esta tarde
que consideras similar a una tarde del fin del mundo
más pronto de lo que crees te parecerá tan sólo
una tarde melancólica, una tarde de soledad perdida
en la memoria: el espejo de la Naturaleza. O bien
la olvidarás. Ni la lluvia, ni el llanto, ni tus pasos
que resuenan en el camino del acantilado importan;
Ahora puedes llorar y dejar que tu imagen se diluya
en los parabrisas de los coches estacionados a lo largo
del Paseo Marítimo. Pero no puedes perderte.

R.B

2 comentarios:

  1. Siempre me gusta lo que publicas, en otros blog dices me gusta un poco por compromiso, por apoyar mejor, pero aquí me quedo porque es un placer leer lo que cuelgas.Gracias amigo

    ResponderEliminar
  2. Pepi!
    Ojalá te siga interesando siempre lo que por aquí se deja ver. Gracias!

    ResponderEliminar