Si tu recelo de agua aletargada no se hubiera inquietado
cuando caí sobre su calma como una piedra,
habría dicho menos o aún callado
pero la piedra voló con peso de desparpajo
y por si acaso quisieras tomarla entre tus dedos,
se recostó en lo más hondo
palabra a la deriva
naufragio nuestro
Intenté desenmascararte:
todas tus sonrisas son dulces
pero ésta última fue como si soplara la infancia
entonces miraste el picaporte
-¿de donde extraje esa mueca avalatoria?-
y fue
rescate nuestro
como si le tendieras tu mano.
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