Todo esta bien: el verde en la pradera,
el viento con su silbo de diamante
y, en el aire, la rama dibujante,
y por la luz, arriba, la palmera.
Todo esta bien: la fuente que me espera,
el agua con su cielo caminante,
el rojo húmedo en la boca amante
y el viento de la patria en la bandera.
Bien que sea entre sueños el infante,
que sea enero azul, y que yo cante.
Bien la rosa en su clara parafrén.
Bien está que se viva y que se muera.
El sol, la luna, la creación entera,
salvo mi corazón, todo está bien.
de Eduardo Carranza (1913)
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