Era uno de esos días en que todo sale bien.
Había limpiado la casa y escrito
dos o tres poemas que me gustaban.
No pedía más.
Entonces salí al pasillo para tirar la basura
y detrás de mí, por una correntada,
la puerta se cerró.
Quedé sin llaves y a oscuras
sintiendo las voces de mis vecinos
a través de sus puertas.
Es transitorio, me dije;
pero así también podría ser la muerte:
un pasillo oscuro,
una puerta cerrada con la llave adentro,
la basura en la mano.
de El Salmón, Fabián Casas
Poema de amor desde la cárcel
Tu carne no cierra
y esta zanja
es un tajo de muerte
tu sombra abierta
en la zanja es
un tajo de muerte
la carne del mundo
y hay un gritón enfermo
hijo de una hermosa gimnasta
un alma que corre
con autos de fuego
en las autopistas de nada
de una zanja.
La carne se cierra
el metal hierve
yo cosía tus manos
con el algodón de mi raza
más dulce
que el terror
a la altura.
La ciudad
Pese a todos los libros de cartón mal armados; mal pegados;
pese a todas las palabras y los pensamientos tilingos,
sobreviviremos.
Mail tras mail y puño por puño, sobreviviremos.
Construiremos otra ciudad, otro barrio de Once,
otra estacion ferroviaria, otra plaza,
si estamos juntos, solo juntos, compañera de todo;
pese a la bronca y la violencia construiremos un mundo
nos levantaremos con ganas, como me decís en tus mensajes:
¡qué ganas de verte; cómo te extraño!
Librito tras librito, construiremos todo de la nada,
¡El barrio estará orgulloso!
Cuántos mas libritos de cartón fabriquemos,
mas niños los leerán.
Construiremos caminos, puentes, obeliscos y casas,
y al final del camino una prole de críos nos dirán gracias.
Comenzaremos unidos y terminaremos en pedacitos
de otros que son como nosotros;
hijos, solaris, compañeros, soñadores y esclavos.
Esta ciudad nos recordará a otras
se meterá de prepo en el alma de otras.
Acá estará siempre Buenos Aires, Nuevo Once,
La República de todos.
A un cartonero
Tu carne no cierra
y esta zanja
es un tajo de muerte
tu sombra abierta
en la zanja es
un tajo de muerte
la carne del mundo
y hay un gritón enfermo
hijo de una hermosa gimnasta
un alma que corre
con autos de fuego
en las autopistas de nada
de una zanja.
La carne se cierra
el metal hierve
yo cosía tus manos
con el algodón de mi raza
más dulce
que el terror
a la altura.
de La Zanjita, Juan Desiderio
Pese a todos los libros de cartón mal armados; mal pegados;
pese a todas las palabras y los pensamientos tilingos,
sobreviviremos.
Mail tras mail y puño por puño, sobreviviremos.
Construiremos otra ciudad, otro barrio de Once,
otra estacion ferroviaria, otra plaza,
si estamos juntos, solo juntos, compañera de todo;
pese a la bronca y la violencia construiremos un mundo
nos levantaremos con ganas, como me decís en tus mensajes:
¡qué ganas de verte; cómo te extraño!
Librito tras librito, construiremos todo de la nada,
¡El barrio estará orgulloso!
Cuántos mas libritos de cartón fabriquemos,
mas niños los leerán.
Construiremos caminos, puentes, obeliscos y casas,
y al final del camino una prole de críos nos dirán gracias.
Comenzaremos unidos y terminaremos en pedacitos
de otros que son como nosotros;
hijos, solaris, compañeros, soñadores y esclavos.
Esta ciudad nos recordará a otras
se meterá de prepo en el alma de otras.
Acá estará siempre Buenos Aires, Nuevo Once,
La República de todos.
A un cartonero
Washington Cucurto
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