quise deshilvanar el alba
definir su tranco
someterla
y dije alba y fue ridículo
posiblemente mi voz
mi voz que no supo de qué modo anudarse al misterio
o mis palabras que no magrearon al dolor
ni importunaron al gozo, a la vergüenza o al terror o la fábula,
pero tampoco mis manos
tampoco mis pies
entonces me deshice
me desarmé y lancé al espacio mi mejor línea
yo
que solía dormir bajo la sombra de los convencidos
me acerqué musitando una jaculatoria
caminé hasta trastabillar
o acaso me dejé caer
obediente
en el foso de los derrotados
obediente
en el foso de los derrotados
Debo decir, que se ha incoado en esta averiguación, el carácter mismo de lo absoluto. Preciosa equivocación, JD.
ResponderEliminarGenial. Asi casi que da gusto caerse en el foso.
ResponderEliminarEy! Gracias. Enriqueta, no sabés cuanto me alegra que te guste el poema. Mi querido Ogui, gracias por tu nobleza.
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