quise deshilvanar el alba
definir su tranco
someterla
y dije alba y fue ridículo
posiblemente mi voz
mi voz que no supo de qué modo anudarse al misterio
o mis palabras que no magrearon al dolor
ni importunaron al gozo, a la vergüenza o al terror o la fábula,
pero tampoco mis manos
tampoco mis pies
entonces me deshice
me desarmé y lancé al espacio mi mejor línea
yo
que solía dormir bajo la sombra de los convencidos
me acerqué musitando una jaculatoria
caminé hasta trastabillar
o acaso me dejé caer
obediente
en el foso de los derrotados
obediente
en el foso de los derrotados